Las festividades de diciembre en este 2020 probablemente dejen en gran parte de la población, hablando del plano psicológico, manifestaciones de ansiedad y depresión. Se habla de que la tercera ola de la pandemia se va a dar con la afectación de la salud mental, de hecho, desde ya se habla de fatiga pandémica, pues las medidas de distanciamiento y uso de mascarillas y alcohol, que se pensaban iban a tener una limitación temporal, se están prolongando en el tiempo, y la esperanza de que cambie la situación sigue siendo incierta.
La Navidad es una época asociada a la alegría que conlleva los encuentros familiares y con los amigos, este 2020 con mucha tristeza, muchas familias la vivirán tras la pérdida de los seres queridos y sin compañía de sus familiares.
¿Cómo nos preparamos para vivir esta Navidad 2020?
Es claro que esta fecha deberá ser más íntima, con celebraciones pequeñas y todas las medidas de bioseguridad.
Hay que reconocer que estamos ante una nueva realidad, esto fortalecerá la mente mientras dure la pandemia.
Establecer rutinas ayudará a manejar la ansiedad y afianzará la estabilidad mental en tiempos de incertidumbre.
Celebraciones y fiestas serán diferentes, ya que será nuestra primera Navidad bajo pandemia. Las restricciones y las limitaciones serán las encargadas de regir la época más familiar del año. Tendremos que olvidarnos de cenas y eventos llenos de personas.
En tiempos de crisis es clave encontrar un refugio mental y espiritual, está claramente demostrado que los ejercicios de relajación y respiración diafragmática que proporciona el mindfulness generan armonía, paz y tranquilidad.
La recomendación es hacer reuniones de 6 a 10 personas y no reunirse hoy con un grupo, mañana con otro y pasado mañana con los abuelos. Si nos hacemos a la idea de que esto es tan importante como las medidas de bioseguridad, controlaremos mejor la situación.
Si somos los que organizamos las comidas o las cenas en nuestras casas, lo recomendable es lavarse las manos bien al llegar a casa y usar gel antibacterial. Se aconseja usar vajillas desechables y que sea un miembro familiar el que se haga cargo de servir a los demás, pues ahora es más visto que las familias reportan a un primo o hermano que ya pasó por la Covid-19. Tampoco se deberá compartir comida ni bebida con nadie y se tendrá que ventilar la casa antes y después de cenar.
Nuestros contactos navideños deberían ser con el grupo de familiares y amigos que estamos acostumbrados a ver durante esta etapa de “nueva normalidad”.
Hay que evitar centrarse en aquello que no podemos hacer, y prestar atención a todo aquello que sí podemos llevar a cabo. Por ejemplo, las videollamadas seguirán siendo la mejor de las opciones para juntar a grandes grupos de personas de forma virtual en eventos, felicitaciones, brindis y festividades de Año Nuevo.
Celebremos, compartamos con medidas de seguridad, atentos a nuestras emociones, y si estas son negativas, se deberán tratar con un psicólogo o un especialista en salud mental.
Hay que celebrar, pero de una manera diferente a como lo hacíamos antes, tal y como llevamos practicándolo a lo largo de este atípico 2020.