En la primera vuelta se apoya a un candidato por sus ideas y en la segunda se elige presidente. Por ello las adhesiones políticas y el nivel de participación son importantes. Seguramente aumentará la participación y el voto en blanco, y muchos ciudadanos redefinirán su apoyo electoral. Las encuestas dan información sobre la intención de votos, el estado de ánimo de los sufragantes y el criterio que primaría para votar, más allá de una identidad ideológica. Así entonces, para saber cuál candidato estaría llegando a su techo, poco sirven las consideraciones ideológicas, dado que está en juego la obligación de elegir, aún sin una completa identidad con algún candidato. Por eso es importante valorar las actuales adhesiones y posibilidades de consolidación de cada candidato, en el escenario de una mayor votación y manteniéndose el comportamiento político territorial, observado en la primera vuelta.
Los menores de 41 años votaron con más fuerza por Petro; los mayores por Hernández. Ambos candidatos tienen respaldo en los sectores más pobres, pero Petro lleva la delantera en las zonas periféricas y en casi todas las grandes ciudades; mientras a Hernández lo favorecieron los municipios medianos de las regiones central y oriental (conservadoras y de menos vocación urbana). De las 20 ciudades más grandes (que representan cerca del 45 % del censo electoral y con mayores sectores medios) 15 favorecieron a Petro y dos a Hernández.
Petro ganó en Bogotá y 17 departamentos; nueve de ellos y Bogotá con una alta participación, en los cuales obtuvo una alta votación. En los ocho departamentos restantes (la mayoría del Caribe) la participación estuvo entre 42 y 49 %, muy por debajo de la media nacional (54.5 %); lo cual le da a Petro una gran oportunidad de seguir creciendo. Por su parte Hernández ganó en 12 departamentos, la mayoría de estos con una participación por encima de la media nacional, lo cual le deja pocas posibilidades de crecer en ellos, salvo que se incremente la participación por encima del 70 %, lo que es muy poco probable. De otra parte, sus propuestas de no incrementar el presupuesto para educación y reducir drásticamente el salario de los educadores y el tamaño del Estado, se convierten en una amenaza para su favorabilidad en las grandes ciudades pues buena parte del sector laboral es público o de servicios que atiende al gran empleador que es el Estado. Por ello se podría decir que este candidato está cerca de llegar a su techo electoral.
Así entonces, Petro tendría más posibilidades de ganar si obtiene un poco más de votos en Boyacá y Cundinamarca, se incrementa un 10 % la participación en el Caribe, consolida su resultado en Bogotá y amplía su favoritismo en la clase media que depende del funcionamiento estatal. El voto en blanco, que en zonas como Antioquia y el eje cafetero favorecería a Petro, estaría sobre el 5 %. Hernández sin diálogo y con un radicalismo simbólico, se está dirigiendo a quienes votaron por él en la primera vuelta, y no a los demás. Petro por su parte está dirigiéndose a los indecisos y a los sectores no radicales de la derecha; con lo cual consolidaría su posibilidad de triunfo.