La democracia es un modelo político, no una ideología. Como modelo es una forma de gobierno. No es de izquierda ni de derecha ni de centro. Todos pueden entenderla, aceptarla, practicarla y sentirse representados en ella sin excluir a los demás. No entenderlo así mantiene la violencia e impide el progreso hacia una sociedad pluralista. La ideología es algo diferente; es un conjunto consistente y congruente de ideas políticas, que puede ser de izquierda, de derecha o de otra tendencia. El centro no tiene ideas propias y comparte ideas de derecha e izquierda.
La democracia puede ser defendida, practicada y gerenciada por alguien de derecha, izquierda o sin definición ideológica. Derecha e izquierda son válidas si son democráticas; y el centro tiene sentido si es democrático. Pero en Colombia se concibe la democracia solo como la define la derecha, y no se entienden los conceptos de ideología y democracia. En esta campaña electoral, la derecha camufla su antidemocracia y exclusión, enarbolando la bandera de que solo ella defiende la democracia y la libertad y que los demás las amenazan, cuando ella las ha derruido y solo las acepta si están a su servicio. Su democracia es la de una minoría; y su sector más extremo ha hecho de la lucha contra la libertad un principio, excluyendo a más de la mitad de la población del beneficio de la riqueza e ingresos nacionales.
Por su parte, el centro con un discurso de “ni derecha ni izquierda”, acoge la premisa de la derecha de que la izquierda es comunismo. Reducir la izquierda al comunismo es como reducir la derecha al fascismo. El centro derecha está más en la derecha que en el centro. Lo que se autodefine como centro es, veladamente, ideología de derecha al servicio de su fracción más antidemocrática, impidiendo que se expresen nuevas mayorías. Sin embargo, millones de ciudadanos podrían votar por un programa de gobierno de cambio y reformista aun siendo conservadores, pues lo harían por ideas programáticas y no precisamente por una ideología.
Todas las ideologías son legítimas si son expresiones de madurez política y no utilizan la violencia ni la mentira. Por definición son verdaderas si son universales. Derecha e izquierda son legítimas y positivas en el marco de la democracia. Tradicionalmente en Colombia, derecha e izquierda se descalificaban mutuamente. Hoy la izquierda es más proclive a la inclusión y al respeto de la derecha, mientras se expande una derecha antidemocrática que descalifica a la izquierda que no conoce, como si esta fuese homogénea. Por su parte el centro, descalificando a ambas, tiende a proteger a la derecha.
La fracción fundamentalista de la derecha que ha consolidado el autoritarismo en el país, es justamente la que más señala a la izquierda de autoritaria; y persigue y elimina todo lo que “huela” a izquierda, incluyendo a aquellos que, por sus ideas y acciones, los asimila como de izquierda, sin que estas sean la expresión de dicha ideología. Con discriminación y señalamientos buscan desvalorizar la izquierda. Este papel no solo lo cumple la derecha más recalcitrante, sino tristemente una buena porción de lo que se conoce como centro.