Lo peligroso no es el pelo, es el racismo
Lo que sucedió a Edna me hizo reflexionar varias cosas, entre ellas, que no es justo que las mujeres Afro, deban trenzarse el cabello cuando viajan para no padecer la misma situación, ese no es el camino, nunca lo será. No pueden las mujeres perder su libertad por las acciones racistas de la sociedad, de una cultura que por siglos se ha negado a ser afro, indígena, diversa. Somos eso, identidad, ancestralidad, libertad, descolonización y cada vez que ejercemos el racismo solo estamos perpetuando la esclavitud, porque quien es racista vive condenado eternamente.
Hacemos parte de una sociedad que juzga más el color de piel, la homosexualidad o la apariencia física en general, que la corrupción; normalizamos lo incorrecto y discriminamos lo natural, dado que es la diversidad cultural es lo que identifica a Colombia y parece que eso nos incomoda al máximo como en un acto absoluto de negación de que todos y todas tenemos algo de eso que discriminamos, somos negritud y fuerza indígena nuestro origen es ese, ningún otro, aunque todo desde la infancia nos lleve a “blanquizarnos” a querer tener narices fileñas, desaparecer los pómulos y alisar el pelo rizado, al que en muchas partes llaman – pelo malo – como si fuera homicida o ladrón, bien lo dice el antropólogo Eudes Rosado “Lo malo no es el pelo, sino tu racismo”
En este sentido, esta columna surge a propósito de lo sucedido hace algunos días con mi amiga Edna Liliana Valencia en el aeropuerto de Cali, lo cual, lastimosamente es más cotidiano de lo que imaginamos; considerar que el pelo rizado de una mujer, su color de piel o cualquier característica propia de su identidad puede ser “criminalizado”, es racismo del más agudo y desastroso, el policía que pidió a Edna revisar su pelo dijo que le pidió revisar su pelo porque “3 de 4 mujeres usan pelucas para transportar drogas” es claro que tiene componentes de racismo “normalizado” que hace que las personas – antirracistas – que alzan su voz, que hacen pedagogía o que denuncian sean llamadas – “exageradas” – no hay ninguna exageración en exigir la garantía de los derechos, lo que sí es exageración es que después de tantos años de procesos transformadores, la constitución de 1991 y todo el marco jurídico que protege los derechos de las diversidades culturales y la pluriculturalidad, en un país como Colombia y en una región (mayoritariamente) Afro como Valle del Cauca, se viva el racismo de manera tan violenta; ya va siendo hora de que deconstruyamos imaginarios sociales racistas y nos apropiemos de nuestras identidades, como país diverso y pluriétnico que somos.
Por ello, cada vez cobra mayor relevancia la frase de Angela Davis “El feminismo será antirracista o no será” algo que tiene que ver con otras de sus frases más reconocidas “No basta con no ser racista, hay que ser antirracista”, no basta con autodeclararnos – no racistas – ojo! hay que ser también antirracista, porque es muy fácil subirnos al bus de la inclusión, pero evidentemente muchos lo hacen por pura apariencia, sin tener coherencia alguna con sus narrativas y actos, por ejemplo dicen: “Yo no soy racista, pero gracias a Dios no soy negra” “ Trabajamos como negros para vivir como blancos” “Tú eres morenita, clarita … no eres negra como las de pelo – malo-“ y así miles de premisas basadas en arquetipos racistas que se asumen como “normales”, es decir, que no discriminan a nadie, esto no se trata de revictimizarse por ser afro o indígena, el punto es que el mundo debe aprender a considerar lo otro (la otredad) como algo que se respeta sobre todas las cosas.
Lo que sucedió a Edna me hizo reflexionar varias cosas, entre ellas, que no es justo que las mujeres Afro, deban trenzarse el cabello cuando viajan para no padecer la misma situación, ese no es el camino, nunca lo será. No pueden las mujeres perder su libertad por las acciones racistas de la sociedad, de una cultura que por siglos se ha negado a ser afro, indígena, diversa. Somos eso, identidad, ancestralidad, libertad, descolonización y cada vez que ejercemos el racismo solo estamos perpetuando la esclavitud, porque quien es racista vive condenado eternamente.
Nunca callaré mis letras para decir que basta de discriminaciones de cualquier tipo, merecemos vivir en un mundo libre de violencias y atropellos, la salida no puede ser el silencio, por eso ni Edna Liliana ni ninguna persona que sea víctima de racismo será exagerada al denunciar por medio de las redes sociales y diferentes medios de comunicación, no podemos seguir siendo la generación del silencio y el miedo, debemos ser la generación transformadora y en ello, el feminismo y el antirracismo tienen un rol protagónico.
Definitivamente, lo malo y sospechoso nunca será el pelo, sino el racismo.
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