¿Cuándo y dónde se originaron las palabras bacán y bacano? Albert Bossa G., B/quilla
Una versión dice que la voz bacán fue llevada a Argentina por inmigrantes italianos. Asegura que viene de bacanal, fiesta romana en honor a Baco, dios del vino, del desenfado y de la alegría de vivir. Otra dice que deriva de bacco (‘bastón’, en dialecto genovés) y de baccàn (‘el que tiene el bastón o el poder’, también en dialecto genovés). A principios del siglo XX, el lunfardo, habla popular argentina, que tiene vocablos que aluden a prostíbulos, crímenes o borracheras, con la que quienes violaban la ley se comunicaban para no ser entendidos, difundió la palabra en las letras de algunos tangos, como Mano a mano, de Gardel: “Que el bacán que te acamala [que te mantiene] tenga pesos duraderos”. Ya en esa época, ‘bacán’ era un hombre elegante y con solvencia económica, y luego –gajes del dinero– pasó a ser un individuo agradable, amistoso y espléndido. El término originó el adjetivo ‘bacano’, que se refiere a algo óptimo, entretenido, chévere.
¿De dónde proviene la palabra coto referida al crecimiento de la tiroides? ¿Qué lo ocasiona? José A. Moreno A., Guayaquil
Lo ocasiona la ausencia de yodo, que inhibe la producción de unas hormonas que, entre otras funciones, regulan el peso del cuerpo. La privación de yodo hace que “para buscarlo” la glándula aumente su volumen y se forme el coto. Ante esta deficiencia, también frecuente en otros países, en Colombia se decidió suministrar yodo a la población agregándolo a la sal, sustancia de consumo diario. El DLE dice que coto es un americanismo proveniente de koto ‘cuello, papera’ en lengua quechua. El nombre del volcán Cotopaxi, en Ecuador, que por abstracción semeja un cuello gracias a su forma de cono casi perfecto, deriva de koto ‘cuello’, pag ‘sol’ y shi ‘dulce’, esto es, ‘dulce cuello de sol’. Un apelativo poético para un volcán activo.
Nota: Sobre la metonimia, que es llamar una cosa con el nombre de otra con la que guarda afinidad, de la que habláramos la semana pasada, desde Sahagún me escribe el compositor y gestor cultural Edward Cortés Uparela: “No conocía la palabreja, pero sí su aplicación desde hace más de 60 años en mi tierra sabanera. 1. A las máquinas motoniveladoras se las llamaba y se les sigue llamando ‘catapila’, término acuñado por nuestros campesinos y gente del pueblo al pronunciar Caterpillar, que era la marca de las primeras máquinas de esta clase que se vieron en las construcciones de nuestras carreteras. Aún hoy, estas máquinas motoniveladoras siguen siendo llamadas ‘catapilas’ independientemente de que su marca sea Caterpillar, Volvo, Toyota… 2. A las embarcaciones con motor fuera de borda se las ha llamado siempre ‘johnson’ [/yónson/], pues los primeros motores que se conocieron para instalarles a las canoas eran de la marca Johnson. Aún hoy, se denominan con ese nombre independientemente de que la embarcación tenga un motor Johnson, Evinrude o de otra marca”.
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