Hoy en día, las compañías de servicios tecnológicos contribuyen con la mayoría de los sectores de la economía en hacer más eficientes y productivos sus procesos mediante innovaciones de vanguardia. Sin embargo, dichas organizaciones no están ajenas a que su actividad genere un impacto ambiental, así que, como expertos en este nicho, se tiene la responsabilidad de usar ejemplarmente los recursos naturales para asegurar que su impacto negativo sea acotado, medido, controlado, mitigado y reducido a través de diversas iniciativas sistemáticas y permanentes.

Una de las prioridades más palpables y necesarias en la industria de tecnologías de la información es el uso intensivo de energía, asociado principalmente al funcionamiento de los sistemas de enfriamiento dentro de los centros de datos (Datacenter). Los anteriores considerados como infraestructuras de misión crítica, en donde se resguardan y mantienen disponibles los activos de información más valiosos y confidenciales de las compañías a nivel mundial, por tanto, su construcción implica la revisión de los procesos de más alta calidad para lograr la eficiencia energética requerida, al igual que sustentarse en energías limpias o renovables. Todos estos elementos, vigilados por entidades como el US Green Building Council (USGBC) o el Uptime Institute conllevan al fortalecimiento de las estrategias incorporadas en torno de la responsabilidad ambiental y los criterios de sostenibilidad establecidos dentro de las organizaciones del hoy.

En tales procesos de gestión, control y reducción del impacto ambiental, los expertos implicados deben formarse constantemente con compañías que certifiquen la calidad y les aporten amplios niveles de especialización. En conjunto, las empresas de tecnología y las firmas certificadoras de calidad establecen buenas prácticas (que en el futuro serán una necesidad) como son planes estratégicos, por ejemplo, para reducir la huella de carbono y los gases de efecto invernadero -GEI-, a partir del mismo análisis de datos que calcula el porcentaje de gases de CO2 emitidos desde cualquier infraestructura.

Actualmente, desde el sector de Datacenter, muchas empresas ya se han comprometido a reducir las emisiones de CO2, disminuyendo residuos electrónicos en la nube y focalizándose en dejar de lado las energías no renovables, mediante el fomento de una transición a energías renovables como la eólica, solar, o innovaciones como el hidrógeno verde o azul, entre algunas de las más usadas.

Así es que, el trabajo de reducir el impacto ambiental de diversas formas tiene un campo gigante para recorrer, en el cual los aliados de servicios tecnológicos serán protagonistas de la sostenibilidad, lo que generará un efecto multiplicador en todos los sectores. Esto, gracias a la transversalidad que permiten las tecnologías y que hacen que lideren este cambio hacia la sostenibilidad, bienestar y resiliencia imprescindible para todos.

*Gerente de servicios Cloud y Data Center en SONDA Región Andina