Sin duda, el Festival de Cine de Cartagena ha recuperado la calidad y el prestigio de otros tiempos. Además de felicitar a la dupleta femenina de su directora, Mónica Wagenberg, y su gerente general, Lina Rodríguez, debo encomiar la estupenda labor del curador o jefe de programación, Orlando Mora.
La muestra de esta versión 53 habló por sí sola. Las películas de Harvey Keitel, de Paul Schrader, de Julio Medem y de Raoul Peck llenaron junto a las demás cintas en competencia las distintas salas de la ciudad, dedicadas al festival, incluidas esas al aire libre, tanto en las afueras del centro de convenciones como en la Plaza de la Proclamación, esta solo para la retrospectiva del gran director del neorrealismo italiano, Vittorio De Sica.
El mismo curador del festival, Orlando Mora, se refiere a la importancia del movimiento neorrealista cuando escribe en el catálogo: “La devastación física y moral de la Italia de Mussolini llevó a un grupo de directores a plantearse la necesidad de un cine nacional diferente al que había patrocinado y estimulado el Duce”.
Y ahí estaba, junto a Roberto Rosellini, Luchino Visconti, Federico Fellini y Mario Monicelli, el gran Vittorio De Sica, también actor. Señala Mora en forma certera que la grandeza de Vittorio De Sica ha estado unida a un hombre que desde la escritura se convirtió en el guionista más famoso del mundo, Cesare Zavattini. Sabemos que nuestro García Márquez tuvo la suerte de recibir clases con Zavattini mientras vivió en Roma a fines de los años cincuenta.
Ladrón de bicicleta, considerada una obra de arte del cine mundial y presentada en este festival, fue escrita por De Sica y Zavattini y filmada por el primero en 1948. De Sica y Zavattini, solos o acompañados por otros asistentes, escribieron otras películas que también programó Mora en Cartagena: Milagro en Milán (1951), El oro de Nápoles (1954) y El techo (1956). Dos películas para destacar en la muestra heroica, escritas por Césare Zavattini y dirigidas por De Sica: la incomparable Umberto D (1952) y la imprescindible Dos mujeres, que dio a Sofía Loren en 1960 el Óscar a mejor actriz (primera vez que se premiaba a un actor de habla no inglesa). Por este papel, ella también había ganado en Cannes, Berlín y Venecia.
Si bien el guión es de Zavattini, Dos mujeres está basado en un relato del prestigioso escritor italiano Alberto Moravia. En 1954, Sofía Loren había conocido a Vittorio De Sica y actuado por primera vez para él en uno de los seis relatos que componen El oro de Nápoles. Después, la pareja Marcello Mastroianni-Sofía Loren se volvió famosa con películas como Ayer, hoy y mañana y Matrimonio a la italiana. Esta muestra bajo la luna nos permitió disfrutar de grandes actuaciones por parte de Sofía Loren, quien en 1994 haría en Pret-a-porter, de Robert Altman, su último momento de pareja con el mismo Mastroianni.
Algo pequeñito que lamentar: solo presentaron en Cartagena el fragmento “La rifa”, dirigido por De Sica, y no las otras tres historias que, realizadas por Federico Fellini, Mario Monicelli y Luchino Visconti, componen Bocaccio 70, una producción de 1962. Aceptemos que la retrospectiva era sobre De Sica, pero abstenerse de pasar el resto de la cinta, teniéndola allí, quitó perspectiva, negó contexto y no fue elegante sino abrupto con la audiencia, sacada con rapidez de la estupenda pero, aún así, ‘editada’ velada.
Por Heriberto Fiorillo