
El muelle de Puerto Colombia
Esta recuperación se da en el marco de una gran proyección del municipio de Puerto Colombia como eslabón estratégico para la atracción del turismo en el Atlántico, el cual incluye el desarrollo de importantes proyectos tales como Escuela Taller, Malecón del Mar, ordenamiento de las playas, centro gastronómico en honor a la cocina de inmigrantes, Mercado de la Sazón y Artesanías del Atlántico, y un ecoparque.
Hablar del muelle de Puerto Colombia es hablar de lo que somos, del origen de muchos, y de la puerta de entrada del progreso y de la multiculturalidad que hoy caracteriza a nuestro territorio. El histórico muelle es esa puerta de oro que abrió al mundo la inmensidad del Caribe desde el suelo colombiano; fue la puerta de entrada de muchas familias que a través de generaciones han traído pujanza, comercio, empresa, desarrollo, sabores, saberes e historias que han sido fuente de inspiración. Asimismo, fue el punto de circulación de la mayor parte de las exportaciones e importaciones colombianas, consolidándose como el principal terminal marítimo de Colombia a principios del siglo XX.
Fue en el año 1888 cuando comenzó a forjarse la gran estructura del muelle que se extendió hacia las aguas del mar Caribe desde el recién fundado municipio de Puerto Colombia. El ingeniero cubano Francisco Javier Cisneros, como representante de la firma inglesa encargada de los trabajos, fue quien dirigió este gran reto de ingeniería que logró superar la dificultad que existía con el fondeo de los buques. En 1893 se logró terminar la gran obra símbolo de progreso y conexión con el mundo.
Cuentan estudiosos del tema que Colombia y su moderno muelle despertaron el interés de navieras españolas, americanas, alemanas, británicas y francesas, las cuales aumentaron el tráfico de pasajeros; y que, para la década de 1890, aproximadamente nueve compañías atracaban semanalmente con mercancía e inmigrantes provenientes de Europa, Asia y de otras partes de América que llegaban buscando nuevas oportunidades. Al desembarcar del vapor marítimo, compraban el tiquete para el ferrocarril de Bolívar que los llevaba en una hora a Barranquilla, los equipajes eran transportados a la aduana en donde los pasajeros los recibían y acto seguido se adentraban en la ciudad para comenzar una nueva vida.
El pasado sábado, al llegar a la renovada plaza de Puerto Colombia para asistir a la entrega, por parte de la Gobernación del Atlántico y el Gobierno Nacional, de la recuperación de 200 metros de aquél memorable muelle que posibilitó la multiculturalidad en estas tierras, me imaginé a mi abuela Helena en la travesía trasatlántica, y me ericé al escuchar los apellidos Tarud y Jaar entre aquellas familias que, con admirable berraquera, se aventuraron a cumplir sus sueños y llegaron a forjar una nueva historia. Esta recuperación se da en el marco de una gran proyección del municipio de Puerto Colombia como eslabón estratégico para la atracción del turismo en el Atlántico, el cual incluye el desarrollo de importantes proyectos tales como Escuela Taller, Malecón del Mar, ordenamiento de las playas, centro gastronómico en honor a la cocina de inmigrantes, Mercado de la Sazón y Artesanías del Atlántico, y un ecoparque.
Aplaudo la iniciativa de la Gobernación del Atlántico y el Gobierno Nacional de generar desarrollo a partir de nuestra identidad, a partir de esa apertura y fraternidad que nos caracteriza, la cual demostramos en aquella época y seguimos demostrando hoy con nuestros hermanos venezolanos. Es importante que este gran proyecto turístico involucre a las comunidades locales y se traduzca en la transformación de la realidad social del municipio, logrando que este vuelva a abrirse al mundo, y como dijo el presidente Duque, “comience el segundo gran reverdecer de Puerto Colombia”.
daniela@cepedatarud.com
@DCepedaTarud
Más Columnas de Opinión

De mal en peor
La designación del nuevo ministro de Minas y Energía confirma la regla de que en este gobierno todo es susceptible de empeorar. El sector energético tuvo un fugaz respiro con la salida de Irene Vélez, que por poco acaba con la institucionalida

La inseguridad crece
El deterioro de la seguridad en Colombia es un problema que se agudiza. Se evidencia un aumento en el número de secuestros, extorsiones y, recientemente, atentados. Sin duda, el mayor desafío radica en la desprotección de los territorios con ma

Presupuesto y gasto público
Las comisiones económicas del Congreso, Terceras y Cuartas, en sesión conjunta, aprobaron en primer debate el presupuesto general de la Nación para el 2024, por un monto de $502,6 billones: $308,7 billones se destinarían a los gastos del funci

¿Es lo social la última frontera? III
Las unidades productivas estatales o privadas de todo el mundo asumieron primero la responsabilidad por “lo laboral”, los costos y el bienestar de sus empleados; luego, desde mediados del siglo XX, han asumido crecientes responsabilidades sobr