Era una tarde lluviosa en Bogotá. Dos empresarios se encontraban en una sala de juntas, enfrentados no solo por sus diferentes intereses, sino también por la interpretación de un término en el contrato que estaban a punto de firmar. Uno de ellos, con una sonrisa, sacó del estante un voluminoso diccionario de la Real Academia Española y dijo: “Si la RAE lo define así, ¿por qué nuestro contrato debería decir lo contrario?”. Fue en ese instante que la claridad en los términos se volvió el centro de la discusión.

Dentro de los contratos complejos, especialmente aquellos usados en la compra de activos o acciones, la técnica de definir términos cobra una relevancia especial. Estos términos son cruciales para que todas las partes compartan un entendimiento uniforme de sus obligaciones, derechos y responsabilidades.

Partiendo de la técnica del contrato

La precisión en contratos, particularmente en aquellos de M&A*, es vital para prevenir ambigüedades y potenciales conflictos. Al establecer definiciones claras, se crea un “Diccionario” interno que las partes pueden consultar, asegurando que un término mantenga su significado sin importar su ubicación en el contrato.

Facilitando cambios estructurales

Dada la naturaleza cambiante de los contratos de M&A, los términos definidos permiten ajustar una parte del contrato sin reescribirlo por completo. Si, por ejemplo, se modifica la definición de “Contingencias Excluidas”, no es necesario revisar el contrato entero, sino sólo esa definición.

Un área de cuidado meticuloso – donde los “goles” entran y no nos damos cuenta

Dada la relevancia de estos términos definidos, es esencial que se redacten con un cuidado meticuloso. Un término mal definido o ambiguo puede tener repercusiones importantes en la interpretación y ejecución del contrato, especialmente si se trata de términos técnicos o económicos o cuando los abogados entramos a “legislar”. A modo de ejemplo, si se define el término “Deuda Financiera” para ser utilizado como una variable a ser tenida en la cláusula de revisión de precio de compra, cualquier cambio en la definición tendrá necesariamente que tener o traducirse en un impacto económico. Otro ejemplo es la definición de “Pérdida” y lo que esta abarca. Y ni hablar de términos técnicos como “Completamiento Mecánico” en contratos de ingeniería.

En todos los casos ese término tiene impactos en la cuenta bancaria (billetera).

Para concluir, la adecuada definición de términos en contratos complejos es primordial. Estos aportan claridad y flexibilidad ante cambios en el contexto. Pero es esencial usar este recurso con prudencia: la meta no es definir cada palabra, sino focalizarse en los conceptos que verdaderamente tienen peso en el acuerdo. ¡Cautela y rigor ante todo!

* M&A: Mergers and Acquisitions - fusiones y adquisiciones

*senior counsel en Holland & Knight