El béisbol profesional colombiano, que ha tenido hasta ahora tres etapas para tener acto de presencia en nuestros diamantes. Estamos en vísperas del cuarto intento por iniciar una larga vida en el béisbol profesional colombiano.

Esta cuarta iniciación de nuestra pelota profesional tiene frente a esta nada menos que el estadio de béisbol que se acaba de construir en nuestra ciudad y que en el fondo de esta inauguración hay un rotundo desafío al béisbol profesional colombiano para que se constituya en un reto y a la vez una permanencia digna del estadio que posee la ciudad.

La mejor época del béisbol profesional colombiano fue la primera, cuando se inauguró el profesionalismo entre nosotros que fue “increscendo” año tras año, mejorando la calidad de las importaciones aunque no consiguiendo que la cuota de jugadores nativos aumentara en el line up de los juegos. Se jugó siempre 7 y 2, esto es, 7 extranjeros y 2 nativos.

Los que trabajaban en pos del béisbol nativo decían que contra ellos o contra su esfuerzo por aumentar la cuota de valores criollos había una conspiración que el público aplaudía año tras año. Se comenzó con jugadores clase B venidos de la Florida y ya estaba ese béisbol profesional nutrido de peloteros norteamericanos de la categoría AA. Por supuesto quienes trabajaban por los valores criollos decían que en la medida en que se subía la calidad de las importaciones se aumentaba el trabajo para tener valores criollos tan notables como los importados.

Ha pasado mucho tiempo, pero también es enorme la cantidad de aficionados que recuerdan los llenos tres veces a la semana en el estadio Tomas Arrieta. No había en Colombia un evento deportivo que tuviera el menor parecido con la asistencia del béisbol profesional, eran llenos totales de las graderías del humilde estadio dinamitado cuando más parecía que estaría destinado al béisbol amateur de Colombia.

Hoy por hoy estamos a una espera de inaugurar el cuarto torneo profesional colombiano. ¿Morirá también como los otros tres? Es la gran incógnita que comienza entre nosotros.

El grave inconveniente para que el béisbol profesional nuestro tenga una larga vida estriba y que no ha sido posible sembrar la semilla del beisbol profesional en el interior del país. Se han hecho varios intentos y todo ha muerto en la cuna. El único caso que sabemos de un béisbol profesional que se mantenía incólume era el de Cuba; también con cuatro equipos y una asistencia insuperable en materia de comparación con el béisbol latinoamericano. El profesionalismo beisbolero de la isla se fue de los estadios habaneros de forma por demás definitiva, pues la orden de desaparecer emanaba de nadie menos que Fidel Castro, quien en su remplazo quería un amateurismo de estado, esto es, todo financiado por el gobierno cubano.

¿Qué le reserva al béisbol profesional colombiano? Lo tiene todo para mantenerse en la cumbre de las preferencias. Un estadio con buena capacidad, una afición sedienta de buen béisbol como el que originalmente se tiene en las filas profesionales no creemos que el motivo por el cual desapareció el tercer intento del béisbol profesional, que fue cuando el dólar subió de 6x1 a 8x1 se crea que puede volver un motivo similar de desaparición. La pregunta queda en suspenso para el paso del tiempo.