Sin duda que la de Arroyo peligroso se ha convertido en la más popular de las señales de tráfico de la ciudad, entre otras razones por ser Barranquilla la única ciudad del país, y quizás del mundo, que cuenta con ellas, además de la enorme importancia que estas representan para turistas y barranquilleros “despalomados” que no saben aún cuáles son los cauces de los más temibles arroyos generados por nuestros tropicalísimos aguaceros.

La señal de Arroyo peligroso sale con frecuencia en los diarios y en la tele, la ofrecen impresa en el frente de una camiseta muy ñera, y las hay plásticas en artesanías en miniatura. Por lo anterior consideré interesante contar algo de su historia.

Durante más de 25 años y hasta hace unos 15, por lo menos el 80% de la señalización de tráfico de la ciudad fue el fruto de los estudios, diseños, fabricación, instalación y mantenimiento adelantados por una empresa de mi propiedad que, por ser sin ánimo de lucro, se llamó inicialmente Promociones Cívicas Reno. No obedecía en esta los diseños anacrónicos del Manual de Señalizaciones del Intra, sino que traducía al español las señales, mucho mejor diseñadas y de más fácil comprensión del Manual Uniform Traffic Control Devices, de USA. La señalización de tráfico era financiada con publicidad de empresas privadas, al año se retiraba la publicidad, saliéndole gratis al entonces Municipio.

Ante la imperiosa necesidad de alertar sobre nuestros caudalosos arroyos, con mi hijo Nicolás Jr. diseñamos la popular señal preventiva: rombo amarillo con pictograma negro, con un carrito de frente y ladeado, medio hundido en las turbulentas aguas de un arroyo, y claro, con el texto Arroyo peligroso, para que estas fueran entendibles a los foráneos.

Ya siendo Barranquilla Distrito, se licitó por primera vez un lote de señales de tráfico, entre las que incluyeron algunas con mi diseño de Arroyo peligroso, licitación que fue ganada por Reno, y por primera vez se instalaron estas sin publicidad alguna. Pero se sucedió un cambio de secretario de Tránsito. Siendo alcalde el padre Hoyos, importó del interior a un oficial de la policía, quien se negaba a cancelar la factura aduciendo que esa señal no hacía parte del manual del Intra, por lo que no las reconocía y, según él, viciaba ese contrato. Deje que llegue el invierno, le repetía yo, para que entienda usted la importancia de estas señales. Pero este no aceptaba ningún argumento. En el primer aguacero de ese año, el arroyo de la 76 arrastró un carro conducido por una señora que casi se muere.

Los medios informaron que el sitio no estaba señalizado con la bendita señal de Arroyo peligroso. Entonces el coronel me solicitó colocar 40 señales más, y canceló todas enseguida. Esa es la historia de esas curiosas, pero necesarias señales, tan barranquilleras como el arroz de lisa o el chuzo desgranado.

PD: desafortunado y falto de ética el tratamiento dado por la prensa nacional al hecho, relativamente intranscendental, del grafiti pintado por el cantante Justin Bieber después de su concierto en Bogotá, sobre todo por insistir en un hecho falseado por todos los periodistas que cubrieron esa noticia, manifestando estos que este pintó una planta de marihuana, cuando para cualquiera que apreciara lo que él realmente pintó, se trató de una hoja de maple, reconocidísimo distintivo del Canadá, su país de origen, que además fue lo único realmente claro de esa pintura. Cuánto interés en aumentar la importancia de una noticia, acudiendo a la falsedad, aunque con esta actitud se afecte la imagen de alguien que hizo algo diferente a lo que estos periodistas publicaron. Supongo que el más asombrado, si lee las noticias de Colombia, será Bieber.

nicolasrenowitzky@hotmail.com