El histórico pueblo de quien Bolívar dijo, " Si Caracas me dio la vida la vida, Mompox me dio la gloria. Aquel que por error, no se mencionó en la conmemoración de la independencia, el que fuera abandonado a su destino durante muchos años, parece resurgir con su historia, de Ciudad valerosa. Aquella que durante la colonia sirvió para gestar la libertad de los colombianos, ahora regresa con valores históricos y culturales, envidiados por cualquier pueblo que se respete.

Desde muy pequeño, al lado de mi padre, momposino a cuerpo cabal, conocí la magia de Mompós, con sus calles destapadas, sus enormes caserones, sus iglesias, el rio que rodea la isla y acompaña un pueblo trabajador, orgulloso de su tierra, respetuoso y afectuoso con el visitante. Distinguidos como los hijos de Chicho, al llegar al pueblo, todos nos saludaban con afecto. Ante tantos pedidos, mi padre optaba por repartirnos, en las casas de familiares, amigos, o compadres. Ya hoy, con la opción de buenos hoteles, y casas con hospedaje de alquiler, las opciones de estancia para el visitantes son mayores.

Sigo recordando y añorando los tiempos, en que mi tío Manuel, me llevaba a su casa finca a coger naranjas, a ordeñar una vaca, y a tomar leche con nata, con el premio de dejarme sentar en su piano, metido en una casa con techo de paja. Su gran destreza y conocimiento musical, le permitió enseñar a muchos que llenaron el mundo musical de Mompós. Modesto y humilde, nunca le negó a un niño sus enseñanzas, sin pagos ni retribuciones, razón de su empobrecimiento, por lo que requirió permanentemente del apoyo de mi padre. En Mompós, tomé la mejor referencia de la modestia y la humildad, pero también conocí la versión del hombre Caribe de la orilla del rió, trabajador, honesto y orgulloso de su tierra.

La tierra de Dios, parece resurgir como un destino turístico, no solamente histórico, entre la orfebrería y la belleza de sus construcciones, la Semana Santa mayor. Con el Festival de Jazz, integrado a la historia musical de Colombia, después de la llegada por el rio de instrumentos foráneos, como el piano, el clarinete, la flauta y muchos más, los cuales vi tocar con gran destreza e inspiración en la Banda de los Villanueva y otros grupos musicales, se quedaron las raíces para las actuales generaciones.

Si alguien quiere disfrutar de una buena música, de una distinguida cultura ancestral, de un pueblo que nos dio la independencia, y que lucha por resurgir, debe visitar la Depresión momposina, como un paraíso saludable de nuestra madre naturaleza. Su destino está ahora facilitado por los nuevos puentes y medios de llegada. Bienvenidos a Mompós, la tierra de Dios.