El respeto a los mayores
Y si la conversación con Yunis, me reconfortó, la que tuve posteriormente con O´Brien, mi tutor de la especialidad, me logró sacar de mis ánimos perdidos, a mi recuperación total. Empecé a mirar por encima de quienes me habían tratado mal, después de mas de 40 años de ejercicio profesional, atención de pacientes, educador, e investigador, nada podrá destruirlo, todo está listo para continuar mi tercera edad.
En los próximos 20 años, la población de la Región de las Américas envejecerá más rápido que nunca, en el 2030 la Región tendrá un porcentaje mayor de personas mayores que de niños de menos de 15 años. Para defender el envejecimiento saludable, las Naciones Unidas han definido que entre 2021 y 2030 sea la Década del Envejecimiento Saludable, un movimiento mundial que pretende como objetivo común proporcionar más calidad de vida y oportunidades en la segunda mitad de la vida.
Recibí las comunicaciones de retiro de dos instituciones en las que trabajaba. Una, después de más de veinte años de labores, asociada a mis creencias cristianas, y la otra, en donde ayudé, como Socio a su creación, fueron muchas las actividades que organicé cuando no existía sino solo un Infectólogo, no solo en la ciudad sino en la región, la formación me costó mucho trabajo conseguirla, en el exterior y finalmente la logré en la Universidad de Harvard.
En unos pocos días, todo parecía venirse abajo, mi dedicación como Infectólogo, estaba lista a desaparecer, por designio de quienes manejan las instituciones en su oportunidad. Se hizo durante el cumplimiento de mis funciones, en medio de una pandemia que necesita de mi especialidad, sin ningún llamado de atención a mi labor profesional, con unas buenas relaciones, llenas de buenas costumbres, dando todos mis conocimientos y experiencia, que solo, por mi larga trayectoria, creía serían respetados. Sin agregar, mi tiempo de servicio a comunidades que empezaron con el año rural, se trasladaron a Ciénaga, Santa Marta, Medellín, Bogotá y Boston. Empecé a creer en el final de mis tiempos profesionales, cuando recibí una llamada del Dr. Edmund Yunis, médico Genetista, Profesor de la Universidad de Harvard, y actualmente nonagenario, en su calidad de Asesor de la Universidad, su conversación y la que tuve posteriormente con mi coordinador de estudios en Enfermedades Infecciosas Tom O´Brien, en el Brigham and Women´s Hospital de la misma Universidad, me recordaron cuando decidí ingresar como primer aspirante colombiano a la especialización. Tenía una gran responsabilidad, poner el nombre de mi país en alto, y afortunadamente lo logré dos años después, con mis estudios y conocimientos, obtuve el reconocimiento de mis compañeros y profesores. Salí, con derecho a un año sabático, que tomé posteriormente en la Escuela de Salud Pública, con los que sumé cuatro años de estancia en USA, país en donde los mayores, son cada vez mas respetados y valorados, por los estudiantes, especialistas, y colegas en general, en todos los campos. Así, tuve el honor de caminar, dialogar, y aprender de grandes profesores, como Louis Weinstein, Sydney Robbins, Eugene Branwuald, James Maguire, Thomas O´Brien, y grandes científicos de la época. Personas que le dieron gran parte del brillo de una Universidad que, como Harvard, lidera los avances de la Medicina. Recordé mis primeros pasos por la Universidad de Antioquia, mi año rural en Ciénaga, y sus pueblos vecinos, y mi formación en Medicina Interna en el Hospital Militar. Mi regreso a Santa Marta, fundando la primera Unidad de Cuidados Intensivos de la región en el Hospital San Juan de Dios, y mi estancia en Barranquilla en casi todas las facultades de Medicina e instituciones hospitalarias, abriendo paso a la especialidad, fueron tiempos de combate, asistencia, docencia e investigación, hasta los momentos actuales.
Y si la conversación con Yunis, me reconfortó, la que tuve posteriormente con O´Brien, mi tutor de la especialidad, me logró sacar de mis ánimos perdidos, a mi recuperación total. Empecé a mirar por encima de quienes me habían tratado mal, después de mas de 40 años de ejercicio profesional, atención de pacientes, educador, e investigador, nada podrá destruirlo, todo está listo para continuar mi tercera edad.
El edadismo o forma de estereotipar y discriminar a personas o comunidades por razones de edad, me había golpeado, todo quedó atrás. Perdonen haber tomado mi ejemplo para luchar contra el irrespeto a la tercera edad, pero, no se puede acabar con un grupo generacional tan importante, o de no, miremos, la cantidad de mayores de edad, ayudando a la sociedad enormemente, acordémonos, todos tenemos la posibilidad de llegar a esta etapa. Respetemos a los mayores.
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