Las creencias y aceptación de conductas tienen diferentes orígenes. La aceptación de los hechos que ocurren y el mecanismo de pensar, en que lo que nos dicen es cierto, es complejo y está influido por múltiples factores. Depende como se sucedan los hechos, en qué momentos, quién no los dice, y principalmente la fuente de donde nos dan la información, constituyen un acto que diariamente vivimos, y que define muchas de nuestras actividades, acciones y decisiones, con base en lo que vemos, leemos, estudiamos, aprendemos y desarrollamos. Lo que nos dice, que la base para creer es la fuente que nos permita sacar conclusiones acertadas. Para esto, necesitamos ir al fondo de lo que nos hará creer, aceptar y dejar en nuestro subconsciente, lo que definitivamente será la guía de nuestras decisiones.
En años anteriores, las creencias venían de los padres, de la familia, profesores, religiosos, y de las personas cercanas, regularmente mayores que impactaban nuestra forma de pensar, con sus pensamientos, y ejemplos a seguir, hoy disminuida esta influencia. La lectura seguiría marcando un método para tener cada vez creencias más fuertes y tomar decisiones. También, el cine, la televisión y los otros medios como la prensa y la radio. Hoy los medios sociales a través de celulares, computadores, internet etc., influyen cada vez más sobre nuestras creencias. En términos generales la influencia mayor es a través de medios informativos, algunas veces imparcial, pero peor también para el impulso de conveniencias, y para el logro de algún propósito, financiero político o de poder.
Nace la Ciencia a partir de la Revolución científica del renacimiento en los siglos XVI y XVII, para tratar de explicar hechos, situaciones, desconocidas y necesarias de entender, con metodologías confirmatorias diferentes, pero buscando siempre el conocimiento con evidencia, sin sesgos, mentiras, o especulaciones, hasta llegar a la ciencia moderna, basada principios como el método científico, y la experimentación respetuosa de buenas prácticas, lo que conlleva a la institucionalización del saber humano.
Trabajar en la Ciencia, no es fácil, por las restricciones que requiere, y que hacen que esta sea cierta, con gran diferencia de las conclusiones políticas, gubernamentales, o de conveniencia personal o para grupos seleccionados, que inexplicablemente bloquean la respuesta de la ciencia, en vez de colocarla como su gran aliado. La incongruencia entre la ciencia y la política nos ha llevado a crear una gran duda dentro de la población, sobre todo, aquella con bajo nivel de formación. El atropello de la política, y algunos medios de comunicación, es censurable, y debería ser castigado, para acabar de raíz con la mala información, otra pandemia, que le ha hecho tanto daño a la humanidad.
El ejemplo actual, los contradictores de la vacunación contra la Covid-19, que ni siquiera reconocen que el mundo, no es plano, o que tal vez no existiría sin vacunas. Así, estaríamos viviendo en medio de la poliomielitis, la viruela, el sarampión, el tétanos, y otras enfermedades. Ahora con la vacuna contra el Sars-Cov-2, la respuesta negativa de algunos, acrecentada a través de los medios sociales de difusión rápida, constituye un peligro para el futuro de la humanidad. La falta de una respuesta internacional ha dejado crecer opiniones sin base científica, contribuyendo enormemente a los bajos niveles de vacunación en países como US, en donde a pesar de tener la vacuna no aumentan su 50% de vacunados.
Creer en la Ciencia podría salvarnos de la tragedia actual de la Covid-19 y su posible rebrote, igualmente de nuevas pandemias. Los gobiernos deben dar la importancia a la ciencia, no solo en aportes financieros, sino en decisiones urgentes para su desarrollo.