Colombia vive en su historia más reciente cerca de sesenta años de ingrata violencia en todas sus manifestaciones. No hemos tenido un instante de respiro: Guerrillas, Paramilitares, narcotráfico, asaltos y atracos, robos y asesinatos por cualquier baladí pretexto en fin. las más variadas formas de delinquir, actuar fuera de la Ley y el orden, es decir, enfrascados en seguir la vida dentro de unos parámetros de corrupción e impunidad llevada a los extremos más inimaginables. Es un país caracterizado por un progreso relativo, un avance a cuenta gotas pero avance al fin y al cabo, que subsiste quien sabe por qué circunstancias extra poderosas.

Somos así mismo un país de estructuras legales e instituciones muy fuertes. Nuestra Constitución Política, la Ley de Leyes, baña con su majestuoso silencio todo el marco conceptual de nuestras actividades y aquello quizás se convierte en un poético mensaje permanente sobre las ilusiones de un país que quiere salir adelante y las circunstancias que no lo dejan. Tenemos toda la estructura de las Leyes y el marco propicio para ejercerlas. De hecho las ejercemos. El cuadro Constitucional exigente está ahí, funcionando.

Le fortalecen las actualizaciones de la "Praxis", es decir la forma como las instituciones se modernizan para actuar en la defensa de los derechos colectivos e individuales. Por ejemplo, tenemos unas Fuerzas Armadas y Policiales a la altura tecnológica de las mejores del mundo. Armas modernas, servicios de inteligencia al día en las cimas de la virtualidad, equipos humanos adiestrados fuera del país y dentro de él que respiran eficiencia y sabiduría.

La gran pregunta es la que millones de colombianos nos hacemos: ¿Cómo es posible que en más de 60 años los gobiernos aparentemente bien constituidos, las Fuerzas Armadas bien equipadas y preparadas en número que llegan a más de doscientos mil hombres, con el armamento y las más altas exigencias técnicas, no hayan podido erradicar, exterminar, aniquilar a las redes del narcotráfico, a las guerrillas aún existentes después de firmar dizque un acuerdo de paz que parece ser solo de nombre, a unos dizque clanes de asesinos que viven de vereda en vereda matando inocentes por el solo hecho de hacerse llamar líderes cívicos? ¿Todos estos equipos de antisociales no sobrepasan más de treinta mil hombres y viven en condiciones infrahumanas en selvas y caseríos. Y cómo no los aniquilan con tanto poder, armas, tecnología y la estructura legal respaldándose?

¿Qué hay detrás de todo esto? ¿Que se esconde por años en la negrura de las especulaciones? ¿Por qué tanta duda, tanta ineficacia, tanta derrota? ¿Cómo es posible que los guerrilleros amnistiados se sienten a pontificar en el Congreso, con ínfulas de Padres de la Patria después de su trayectoria de asesinatos y secuestros y un tribunal inepto llamado JEP a estas alturas no le haya exigido cumplir con su deber de indemnizar a las víctimas y responder por sus delitos? ¿Es o no es una vergüenza mundial ante los tribunales extranjeros que se permita semejante barbaridad? ¿Por qué todo el Estado funcionando con sus Leyes y armas no ha podido jamás exterminar a los criminales que no tienen ni la mitad de esos armamentos y viven en una selva que si es penetrable y llena de escorpiones? ¿Preguntamos los colombianos sin descanso: Que hay detrás en estos sesenta años de una película que más parece una comedia llena de sátiras?