Así se les llama popularmente: Arañas y Cráteres. Las primeras por miles principalmente en las esquinas, adornan el panorama con los cientos de cables acumulados, enrollados, formando espirales, que las electrificadoras, las empresas de televisión e Internet por cable y otras firmas de servicios diversa índole, acumulan al aire representando unos amasijos que ni ellas mismas a veces pueden identificar o manejar. Las segundas o sea los cráteres nos hacen recordar la famosa frase del expresidente Carlos Lleras Restrepo quien recién posesionado se montó en un helicóptero de la Fuerza Aérea y desde el aire recorrió Bogotá exclamando al ser interrogado después por periodistas: Bogotá parece desde el cielo una ciudad bombardeada.

En nuestros casos, con ánimo constructivo, el comentario de hoy no es una crítica al gobierno distrital sino una invitación a considerar la posibilidad de corregir poco a poco semejantes problemas, del mismo modo como han venido haciéndolo con varios aspectos, en una administración, ya lo hemos afirmado con gusto en estas columnas, de lejos, altamente eficiente. Ya se anunció al público la decisión de comenzar el tema. Y no es imposible empezar la programación, reformas y correcciones de ambos casos. En cuanto a la congregación de casos de arañas una primera reunión del Alcalde con los gerentes locales de la televisión por cable y comunicaciones, no sobraría y sería altamente decisiva para tomar una determinación en conjunto. El aspecto que ofrece el espectáculo es deprimente y afea la perspectiva visual de Barranquilla que en otras facetas es realmente hermoso. Recientemente por autoridades competentes se hablaba de la bella arborización de la ciudad ejemplo en América Latina. Pero la acumulación de cables aéreos en las calles echa todo a perder, además de que muchas veces, lo hemos presenciado, estas firmas eléctricas y de cable, ante un arreglo por averías o mantenimiento, se cargan dificultades inmensas para distinguir, separar cual es de uno y cual es de otra empresa.

En cuanto a los andenes o aceras para cualquier ciudadano es fácil observar que no existen en la ciudad en un altísimo porcentaje. Hay barrios en donde prácticamente nunca los hubo. Y por supuesto no hay por donde el peatón, la víctima primaria, pueda trasladarse. Por ello es indispensable como ya se anunció un programa de rehabilitación o creación de nuevos andenes que forma parte integral de toda urbe que se respete. Los magníficos anuncios que sabemos serán cumplidos en un próximo futuro de decenas de Kilómetros por pavimentar en muchos barrios urbanos, serán complementados por los nuevos o rehabilitados andenes que hoy son verdaderos cráteres. No es risible la semejanza, es casi una realidad concreta pero además que causa pena.

Si observamos el cambio de nuestra ciudad desde hace unos veinte años para acá, nos quedamos asombrados en el análisis. En algo contribuimos desde antaño con el inicio de ese cambio que poco a poco con los años se favoreció, con excepción de una época de horror en donde las administraciones a manera de paréntesis fatal se entregaron a no gobernar y a otras actividades no santas. Pero la transformación por fin se fue observando con los resultado de hoy día. ¿No podríamos empezar ya para repetir la historia y así la puedan calificar nuestros hijos y nietos dentro de unos años?