La mitad del continente asiático, la Unión Europea y la mayoría de las naciones del resto del mundo incluyendo a América, le han dado el respaldo al Presidente de Estados unidos Jose Biden por su retiro de las tropas norteamericanas en todo el territorio de Afganistán núcleo hoy dia de la secta de los Talibanes reconocidos por su crueldad, sevicia y segregación contra quienes no profesan sus creencias cívicas, nacionalistas, religiosas y costumbristas. Ironías de la vida, es en el interior de los propios Estados Unidos donde la polarización política ha cegado la visión de las realidades sociológicas y económicas de esta decisión, hasta el extremo de provocar al Presidente demócrata una difícil situación política con consecuencias difíciles de pronosticar.

Pero así es la vida. “No hay peor harina que la del propio costal” dice el adagio popular, para significar que en las grandes y pequeñas decisiones humanas no hay nada más incómodo que lo que se cree propio, lo que se muestra como lógico, lo que se razona como un beneficio colectivo. Por eso con tanta razón Einstein decía que solo hay “dos asuntos infinitos en la vida: la eternidad de la esencia humana y la brutalidad de las personas". Hoy Biden enfrenta la mayor censura y oposición a su decisión en Afganistán dentro de su comarca geográfica política comandada por la caracterización del partido Republicano que así sea con el mayor de los absurdos que se puedan inventar, lo importante es oponerse y condenar todo lo que el actual mandatario decida.

Es cierto que los Estados Unidos desde hace veinte años persiguió proteger intereses económicos en Afganistán y esto a la luz de la ontología económica no reviste ninguna gravedad. Hoy día prefirió sacrificar esos intereses, perder todos sus activos de guerras y armas, como insumos de transporte, antes de permitir que miles de soldados pierdan la vida. ¿Sabe el mundo además, cuánto fue el costo del mantenimiento de las tropas en el país asiático durante veinte años ? Sabe el mundo como murieron los tres mil muchachos que se sacrificaron para sostener una presencia, a cambio de que? A cuenta de qué objetivo tenía que sostener EE. UU unas tropas por allá, alimentarlas, subsidiarlas, sostenerlas hasta médicamente, para obtener el beneficio ?

El caso es tan ambiguo como sorprendente, porque Biden resolvió simplemente lo que sencillamente debía hacerse: Allá ellos los ciudadanos de Afganistán con su propio destino, sus consecuencias, sus luchas, sus creencias. Se prestó apoyo y ayuda veinte años a un costo humano exagerado. No más; suficientes problemas tiene el país del norte, propios, íntimos, de su esencia para estar echándose sobre sus espaldas en este momento todo el mundo de circunstancias de otra nación que en el pasado tanto los perjudicó. Aquí no pretendemos hacer apología de ninguna república ni el elogio o la condena de determinadas circunstancias. Solo recordemos que las Torres Gemelas las destruyeron hace veinte años los Talibanes y murieron cuatro mil personas con 4 aviones destruidos y cuatro edificios sobre ruinas. Estados Unidos si buscó venganza, ya la obtuvo y, si quiso ayudar logrando ese objetivo. Nos parece que le cumplió a su pueblo y quedó en paz con sí mismo,