No todo en esta época debe ser negro, ni siquiera gris. Compartido con buenos amigos que aman su Costa Caribe, entre ellos el Doctor Prospero Carbonell y los socios de la ONG ‘Por amor a Barranquilla’, aparece la noticia de que el Tren de Cercanías, el tren del Caribe, por fin es objeto de un parto: Findeter adjudicó los estudios para su construcción a la Unión Temporal Ardanuy-Coral Delgado y Asociados abogados. Unirá en su primera etapa a los departamentos de Bolívar, Atlántico y Magdalena. El valor del contrato de estudios que deben estar listos en un año es de $4.593 millones de pesos.

Preliminarmente dice la noticia se tuvieron en cuenta tres posibles trazados de 220 y 234 kilómetros respectivamente, aun cuando con un distintivo diferente. La tercera opción destaca un recorrido que incluye conexión con los principales puertos de la zona y con la red que viene desde Chiriguaná. Hubo diez propuestas iniciales que finalmente concluyeron con el puntaje máximo de Ardanuy-Coral Delgado. Este trazado inicial donde se ve a las claras la mano direccional del presidente Duque y el peso conceptual y práctico de la eficiente ministra del Transporte, Ángela María Orozco, certifica, por fin, la necesidad de que la Costa Caribe aterrizara en la conceptualidad de que hay una necesidad imperiosa, desde hace años, para complementar en forma multimodal el transporte de pasajeros y carga desde el interior y entre nuestra propia región.

La competitividad y la sostenibilidad de este proyecto una vez se inicien trabajos, que forma parte del programa de infraestructura nacional de obras 5G, viene a tener la proyección de satisfacer la demanda actual que es alta y más desarrollada, aun con el crecimiento económico que tendrá el país postpandemia y al mismo tiempo el menor costo de mercancías, que sufren actualmente el peso de tarifas altas por tener que afrontar objetivos sin control por parte de los usuarios, como costos de combustible y tiempos, o demoras en estadísticas de valoración por el esquema costo-hora de transporte.

El tren de cercanías era, es y será siempre una necesidad imperiosa. Nosotros hemos dedicado a través de los años decenas de columnas en este y otros periódicos para hacerle entender a los anteriores gobiernos que no era o es un capricho regional, sino un tema vital en la integración regional. Madrid, en España, soporta sobre sus trenes de cercanías con importantes ciudades su carácter multicultural, multidimensional y el cosmopolitismo que la distingue, además de una integración económica altísima con las capitales cercanas. Igualmente muchas otras capitales del mundo. Pero anteriormente no nos habían escuchado los altos gobiernos. Engavetaban todo intento nuestro. Nos dolía ver la indiferencia. Nuestros gobernadores hacían esfuerzos y hablaban y pedían y buscaban todos los caminos sin descanso. Nada. Los gobiernos centrales callados, solo mirando para su propio ombligo. Bien, llego la hora por fin del despegue. Desde ya advertimos públicamente: ojo con el mayor escollo que se va a encontrar y que se pudo evitar antes de construir el nuevo puente Pumarejo. ¿Qué sistema se encontrará para atravesar los vagones sobre el río Magdalena? ¿Otro puente? ¿Transbordo en ferry? ¿Túneles? Ahí queda la inquietud, apenas apareció el primer grito en el nuevo parto.