Los incendios que han venido ocurriendo en Barranquilla tienen, literalmente, las alarmas encendidas.
La cifra que maneja el Cuerpo de Bomberos impresiona: durante el transcurso del año ha atendido 188 eventos, es decir, uno cada día en promedio.
Por eso, las especulaciones no se han hecho esperar. Algunos manejan la hipótesis de un “pirómano”, otros hablan del mal estado de las redes eléctricas (otra vez Electricaribe), y no falta quien le atribuya la culpa a las altas temperaturas que se derivan del cambio climático.
La versión más segura, por ahora, atribuye las conflagraciones a “las dinámicas propias de una ciudad que está en crecimiento”.
Siendo así, la pregunta es si estamos preparados o no para afrontar estos eventos.
Para empezar, es muy importante tener en cuenta que la obligación inicial de la extinción del incendio corresponde legalmente a los particulares. En otras palabras, toda estructura que se construya o haya sido construida en la ciudad debe contar con los debidos sistemas para prevenir y eventualmente combatir el fuego.
Lo segundo es revisar si en las casas, edificios, fábricas o centros comerciales existen los protocolos adecuados para responder ante las emergencias. ¿Cómo es posible, por ejemplo, que el sábado, en un restaurante del tercer piso de Buenavista, detuvieran la evacuación de los clientes porque aún no habían pagado la cuenta?
La convención indica, finalmente, que al Cuerpo de Bomberos le corresponde intervenir para terminar de sofocar las llamas. Como en todo el mundo.
Hace unos años estos casos habrían generado un auténtico desastre.
Recordemos que la institución contaba con tres máquinas viejas y medio centenar de socorristas de vestidos descoloridos, que paseaban una alcancía por toda la ciudad para echarle gasolina a los vehículos.
Hoy la historia es distinta.
Desde cinco estaciones distritales, que costaron un poco más de 10 mil millones de pesos, 150 bomberos profesionales montan guardia.
Hay una estación por localidad. Y entre 2 y 3 máquinas por cada una de ellas, todas con la tecnología de los más modernos sistemas de prevención.
La relación cuenta con una máquina Hazmat, especialmente diseñada para incendios con materiales peligrosos en ciudades industriales, una máquina ascensor, y otra de gran elevación que es una de la dos más altas de América Latina.
Pero lo que más llena de orgullo es el tiempo de atención.
Antes, cuando andaban en la indigencia pública, los oficiales tardaban más de 20 minutos para llegar al lugar de la conflagración. Hoy, como mandan los estándares internacionales, están antes de 5 minutos.
Con el cuestionable alistamiento de los inmuebles, o el cambio climático o Electricaribe, en verdad no sabemos cuándo nos despertará una humareda, pero da tranquilidad saber que contamos con el cuerpo de bomberos que tenemos.
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@AlbertoMtinezM