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Opinión

Relaciones diplomáticas entre Argelia y Marruecos

Argelia les ha  recordado siempre a los actores de la comunidad internacional que el apoyo a una solución justa y definitiva al conflicto del Sahara occidental necesita pasar por la organización de un referendo de autodeterminación regular y libre que se lleve a cabo en completa sinceridad y sin ningún obstáculo.

Con el fin de informarle al lector y a la opinión pública nacional sobre las relaciones entre Argelia y Marruecos, especialmente sobre la decisión tomada por el gobierno argelino de romper relaciones diplomáticas con Marruecos anunciada el 24 de agosto de 2021 por el Ministro argelino de Asuntos extranjeros y de la comunidad nacional en el extranjero, Ramtane Lamamra, el embajador de Argelia en Colombia, Sr. Ahmed Hachemi, desea aportar las siguientes precisiones:

Desde la independencia de Argelia, el Estado marroquí no ha cesado de llevar a cabo acciones hostiles, inamistosas y mal intencionadas contra Argelia.

En este punto, cabe señalar que esta animosidad, cuyo carácter sistemático, metódico y premeditado está documentado, empezó con la guerra de agresión abierta de 1963, desatada por las fuerzas armadas reales marroquíes contra Argelia, que venía de reconquistar su independencia (5 de julio de 1962). Esta confrontación armada llevada a cabo por Marruecos le costó a Argelia 850 valientes mártires.

A pesar de las terribles consecuencias de esta guerra, Argelia superó ese episodio doloroso firmando con el Reino de Marruecos un Tratado de fraternidad, de buen vecindario y de cooperación y un Convenio de delimitación de fronteras entre los dos países vecinos, respectivamente en Ifrán en 1969 y en Rabat en 1972, consagrando el principio de la intangibilidad de las fronteras heredadas de las independencias.

En 1976, Marruecos rompió brutalmente las relaciones diplomáticas con Argelia que venía de reconocer soberanamente a la República Árabe Saharaui Democrática. Las dos partes decidieron en 1988 normalizar sus relaciones bilaterales e inscribirlas en una perspectiva de construcción positiva común cuyos principios fueron decididos conjuntamente a través del comunicado del 16 de mayo de 1988:

  • Una voluntad de promover entre los dos pueblos argelino y marroquí relaciones permanentes de paz, buen vecindario y cooperación; y reafirmación de la plena validez de los tratados, convenios y acuerdos concluidos entre los dos países;
  • Una contribución eficaz a la aceleración de la edificación de un Gran Magreb Árabe;
  • Una contribución a cerrar filas entre los países árabes alrededor de la causa sagrada del pueblo palestino en vista de la satisfacción de sus derechos nacionales, incluido su derecho a la creación de un Estado en su patria, y de la liberación de todos los territorios árabes ocupados, incluida la ciudad santa de El-Qods;
  • El apoyo a una solución justa y definitiva al conflicto del Sahara occidental a través de un referendo de autodeterminación, regular y libre debiéndose desarrollar en la más completa sinceridad y sin ningún obstáculo.

Mientras que Argelia ha respetado siempre los compromisos arriba mencionados, Marruecos y sus aparatos de seguridad llevan a cabo ataques mediáticos y no titubean cuando se trata de forjar escenarios fantasiosos, de inventar rumores y de propagar declaraciones difamatorias contra Argelia y sus dirigentes.

En este sentido, cabe recordar el hecho más grave, en medio de una reunión del movimiento de los países no alineados, organizada el 13 y 14 de julio en la ONU, donde el representante permanente de la delegación marroquí ante la ONU, Omar Hilale, distribuyó una nota oficial afirmando que “el valiente pueblo cabilio merece, más que ningún otro, gozar de su pleno derecho a la autodeterminación”. 

Para hacerle frente a esta provocación particularmente peligrosa e irresponsable, Argelia se contuvo pidiendo públicamente una aclaración de la parte de Marruecos. El silencio ensordecedor de este último a esa declaración, que persiste desde el 16 de julio de 2021, traduce claramente el signo de una aprobación política por parte de la más alta autoridad de ese país.

Inclusive, el 30 de agosto de 2021 en Nueva York, el representante marroquí reincide y recuerda en el transcurso de un seminario del Comité especial de descolonización del Caribe y de Dominica las mismas declaraciones sobre el “pretendido derecho del pueblo cabilio a la autodeterminación”.

Por otra parte, esas acciones hostiles conciernen igualmente la colaboración activa y documentada del Estado marroquí con dos organizaciones terroristas llamadas MAK y RACHAD cuyos últimos crímenes odiosos están relacionados con su implicación premeditada en los incendios que destruyeron varias regiones en Argelia y en el suplicio y asesinato abyectos de nuestro compatriota Djamel Bensmail.

En una nueva escalada, Marruecos aprobó directamente la declaración contra Argelia del Ministro israelí de Asuntos extranjeros durante su visita el 11 de agosto de 2021 en Rabat, en contradicción con el espíritu y la letra del Tratado de fraternidad, de buena vecindad y de cooperación, así como los compromisos suscritos en virtud de la normalización de 1988.

La cuestión del Sahara occidental está inscrita desde hace 58 años en el orden del día de la Asamblea General de la ONU, esta instancia internacional no ha logrado sino muy pocos avances en el proceso cuyo objetivo es organizar un referendo libre que le permita al pueblo saharaui ejercer su derecho a la autodeterminación. La situación que prevalece actualmente en los territorios saharauis ocupados es otro capítulo de la política de obstrucción adoptada por Marruecos cuyo fin esencial es bloquear todas las iniciativas y oportunidades para lograr una solución justa y definitiva de esta cuestión que necesita la organización por la ONU de un referendo en el Sahara occidental, libre de todo tipo de obstáculos administrativos y militares.

El compromiso relativo a la organización de un referendo de autodeterminación del Sahara occidental fue renegado por el Reino de Marruecos, aun cuando había sido prometido solemnemente por el Rey Hassan II y consignado en los documentos oficiales de la OUA y de Naciones Unidas y los dirigentes actuales del Reino alimentan desde entonces la ilusión de poder imponer su diktat a la comunidad internacional sobre una pretendida preeminencia y exclusividad de su tesis de autonomía.

Por su parte, Argelia les ha recordado siempre a los actores de la comunidad internacional que el apoyo a una solución justa y definitiva al conflicto del Sahara occidental necesita pasar por la organización de un referendo de autodeterminación regular y libre que se lleve a cabo en completa sinceridad y sin ningún obstáculo.

En el plano de la seguridad regional, el hecho para las autoridades marroquíes de introducir una potencia militar extranjera en la región magrebí y de incitar a su representante a proferir declaraciones falaces y malintencionados hacia un país vecino constituyen un acto grave e irresponsable que viola el artículo 5 del Tratado de fraternidad, de buena vecindad y de cooperación, así como los compromisos suscritos al título del comunicado conjunto del 16 de mayo de 1988.

La introducción de Israel como “miembro observador” en el seno de la Unión Africana afecta la cohesión de las filas africanas, el escenario magrebí y la seguridad regional.

En el marco de la reunión del Consejo de ministros árabes de la Organización de la Liga Árabe (OLA), la delegación argelina rechazó una propuesta que quería inscribir la decisión tomada por el gobierno argelino de romper las relaciones diplomáticas con Marruecos en el orden del día de esta reunión ministerial. El Ministro argelino de Asuntos extranjeros, Ramtane Lamamra, declaró que “la cuestión de la ruptura de las relaciones diplomáticas con Marruecos no está y no estará en el orden del día de la reunión ministerial” y que la decisión de romper las relaciones diplomáticas no es objeto de discusión ni de deliberación pues se trata de una decisión soberana, definitiva y no negociable.

Por último, la idea reductora y superficial de mediación ignora la gravedad de la responsabilidad de Marruecos en la degradación crónica de las relaciones argelino-marroquíes y oculta la amplitud del daño político y moral causado por las actuaciones de los diferentes círculos marroquíes.

*Embajador de Argelia

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