En el papel, las elecciones presidenciales de 2018 constituirán una oportunidad dorada para el regreso triunfal del Partido Liberal al poder nacional, perdido desde los años noventa. Tras siete años de oposición a Álvaro Uribe, gobernando de la mano de Juan Manuel Santos, otros siete y protagonistas en la agenda de paz, los rojos llegaban a estos comicios con sólidas posibilidades. De hecho, el cartel de la consulta interna podría decir: Humberto de la Calle, el ‘Arquitecto de la Paz’, versus Juan Fernando Cristo, promotor de la Ley de Víctimas.
La consulta liberal no despertó la emoción de los votantes y solo hasta hace pocos días ganó intensidad. Es claro que al no estar ligada a ninguna otra votación ese día y lejos de las elecciones de marzo, la participación no será la mejor. Sin embargo, que a pocos meses de firmada la paz, el jefe negociador del Gobierno vaya a las urnas podría haberse convertido en otro referendo de apoyo a los acuerdos.
El liberalismo sigue jalando a nivel regional. En 2015 fue la segunda fuerza más votada para las gobernaciones y es el partido que suma más votos para las alcaldías a nivel nacional. El trapo rojo no pierde su vigor en los Santanderes, la Costa Caribe, Cauca, la Orinoquía y el sur del país. Si hay empuje regional –léase ‘maquinaria’–, discurso creíble de paz y dos aspirantes muy visibles, ¿por qué el pulso entre estos dos actores de primera fila se perfila más como el premio Óscar al mejor actor de reparto que al premio mayor?
En primer lugar, la narrativa sobre el proceso de paz ha cambiado drásticamente en los últimos meses. La felicidad de muchos sectores por la firma y la posterior desmovilización se ha transformado, en el mejor de los casos, en serias preocupaciones sobre la implementación de esos acuerdos en materia de seguridad regional, justicia transicional y los requisitos para la participación en política. El “mejor acuerdo posible” de De la Calle y la agenda por las víctimas de Cristo, los dos mensajes fuertes de los candidatos que sufren ante este cambio de narrativa.
Un segundo aspecto es el de la renovación. La ausencia del senador Juan Manuel Galán en el tarjetón resaltó que De la Calle y Cristo perpetúan la división entre los bloques del gavirismo y samperismo, que ya lleva más de 25 años en el Partido Liberal. Si bien los liberales insisten en un discurso alrededor de oportunidades, sus mensajes económicos no llegan al electorado. Tercero, los rojos son los herederos más consistentes del legado santista de paz, pero hoy, al menos en las encuestas tempranas, esa continuidad resta apoyo.
Por último, gane De la Calle o Cristo, no está claro que de esta consulta surja el líder indiscutido de la coalición del Sí. La plataforma anticorrupción de la Coalición Colombia sigue atrayendo muchos votantes pro-paz que podrían impulsar a los liberales. Este domingo la elección es sobre actores secundarios y no sobre roles protagonistas para el pulso electoral del año entrante.
@pachomiranda