Y aquí estamos, otra vez, con el Junior de Barranquilla camino a otra estrella en diciembre. Su primer rival será Medellín, el primer clasificado del grupo de los ocho. Pero a partir de ahora es game over, borrón y cuenta nueva.
No cabe duda que el modelo de los campeonatos cortos es entretenido, emocionante y justo. Justo porque gana el que supera las tres fases.
Cada vez que un equipo que hizo la mayor cantidad de puntos en la fase de ‘todos contra todos’ no clasifica a la final, hay voces que hablan de “injusto”.
Pero nuestra Liga no se gana por suma de puntos, sino superando las tres fases del sistema de campeonato: 1-Todos contra todos, 2-Cuadrangulares semifinales, 3-Final.
En la primera ronda basta sumar puntos para ser uno de los ocho primeros en la tabla de posiciones, en los cuadrangulares sí se debe ser primero de cada grupo para acceder a la final y en la final debe ser el mejor en dos partidos de ida y vuelta.
Esa es nuestra Liga. No hay otra forma. Es el sistema aprobado por los equipos. Luego hablar de injusto corre siempre de parte de algún perdedor, no del ganador.
El sistema tiene de todo, la atención por los ocho que clasifican, los dos primeros para la ventaja deportiva, la confección de los dos grupos semifinales a través de un sorteo y la final que es el summum de todas las fases.
Además, la reclasificación para la repartición de los cupos a las copas de la Conmebol, y los dos equipos que descienden, le suman interés.
Podremos hablar de si el nivel es bueno, regular o discreto. Lo que no se podrá discutir es que el sistema es emocionante y, a ratos, delirante por la forma como se definen los campeonatos.
Eso esperamos del Junior otra vez, ganar otra estrella y en diciembre, es que tienen un sabor diferente...








