La disertación de uno de los más destacados pensadores contemporáneos, el filósofo surcoreano y alemán Byung-Chul Han, tras recibir el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2025, retrata su capacidad para hacer reflexionar a la sociedad, con un discurso inusual y potente, sobre aspectos tan sustanciales y pertinentes como la hiperdigitalización, la deshumanización, el irrespeto, entre otros.
Ya en 2021 había dedicado una columna editorial a sus aportaciones acerca del exagerado aislamiento social derivado de la permanente conexión digital a las redes sociales y plataformas lúdicas que, además de la disociación de las responsabilidades laborales, educativas e intelectuales, han ocasionado que la vida actual se centre en el individualismo y la egolatría por la dependencia de la aprobación del otro a través del “amén digital”.
Byung-Chul Han aludió a su ensayo ‘La sociedad del cansancio’ en el que expuso su tesis acerca de que la sociedad vive en la ilusión de la ilimitada libertad individual que propone el sistema imperante -al que llama “régimen despótico neoliberal”-, al esgrimir que las personas se explotan a sí mismas voluntariamente hasta el colapso. Igualmente, cuestionó la pérdida del respeto y otros valores o virtudes como la responsabilidad, la confianza y la amistad.
Hemos endiosado al celular, convirtiéndolo en nuestro medio de relacionamiento, desdeñando el contacto directo con la realidad, volviéndonos instrumentos de la digitalización: “Es el teléfono inteligente el que nos utiliza a nosotros, y no al revés. No es que el smartphone sea nuestro producto, sino que nosotros somos productos suyos. Muchas veces sucede que el ser humano acaba convertido en esclavo de su propia creación. Las redes sociales también podrían haber sido un medio para el amor y la amistad, pero lo que predomina en ellas es lo superfluo, la apariencia, los bulos e, incluso, la agresividad”. Y añade que ese riesgo se corre, igualmente, con la inteligencia artificial. Por ello, es importante la tarea que tenemos los educadores de fomentar los buenos usos de la tecnología y estimular el pensamiento crítico para discernir sobre sus contenidos.
Ser esclavos de los medios digitales nos ha llevado al extremo de estar juntos físicamente, pero conectados al teléfono. Reflexionemos sobre la urgencia de retomar las verdaderas relaciones interpersonales directas que nos permiten, además de conversar, sentir el afecto, los sentimientos y el calor humano, no por una añoranza del pasado no digitalizado, sino para preservar nuestra esencia humana.
@Rector_Unisimon


