Son las cuatro de la mañana; me alisto para salir desde Barranquilla a Barrancas, Guajira, en el corazón de la mina de carbón de El Cerrejón. Esta vez no voy a ver la operación de los gigantes camiones y palas mineras, ni el proceso sistematizado de cargue de carbón al tren. En esta ocasión voy invitado a participar en un foro regional para aportar ideas que ayuden a la transición y diversificación productiva, cuando se vaya El Cerrejón.
Es un desafío muy grande, pues El Cerrejón transfiere al año unos $ 895 mil millones de pesos en regalías al Gobierno Nacional, genera más de 13.000 empleos directos e indirectos y lleva mucha inversión social a los municipios del departamento.
Reemplazar a El Cerrejón va a exigir del gobierno nacional y departamental unos grandes esfuerzos en materia de inversión pública y exención tributaria, para proveer al departamento de bienes públicos para poder atraer inversionistas privados que le apuesten al desarrollo de grandes proyectos turísticos, agroindustriales y de energías eólica y solar.
Afortunadamente, La Guajira cuenta con una vasta oferta de recursos naturales. Las playas vírgenes de Mayapo y el Cabo de la Vela, arropadas con el desierto y la cultura wayuu, son atractivos naturales y exóticos para cualquier cadena hotelera internacional o inversionistas del sector turístico.
En el corredor geográfico de Manaure y Maicao, los vientos permiten desarrollar grandes parques eólicos para una capacidad instalada de más de 8.000 MW para abastecer de energía barata a toda la industria y comercio del departamento y la región Caribe.
En el valle y montañas del sur de La Guajira, se puede hacer un gran desarrollo agrícola e industrial, con la fuente de agua de la represa del Ranchería y los ríos que bajan desde la Sierra Nevada y la Serranía del Perijá.
Esa zona es apta para desarrollar cultivos como la palma de aceite, el marañón, la granada, la palma de coco, mango, aguacate, cacao, café y producción de carne caprina, ovina y bovina en canal, para atender la alta demanda en los mercados de las islas del Caribe, Estados Unidos, Europa y Asia.
Claramente, para sustituir la riqueza que genera El Cerrejón, hay que poner primero la casa en orden. La Guajira es un departamento con alto grado de subdesarrollo social, cultural e industrial.
La lista de recomendaciones que dejaré al gobierno departamental en este foro van desde estructurar los proyectos de inversión, destinar un importante paquete de recursos del presupuesto de la gobernación, gestionar el cierre financiero con el gobierno nacional y la banca multilateral, crear un Instituto de Desarrollo Empresarial Departamental para el manejo de los recursos bajo el derecho privado, montar la sala de ventas para inversionistas nacionales e internacionales, instituir un programa de capacitación y formación técnica en emprendimiento empresarial en todas las escuelas de los 15 municipios, aprobar un programa de incentivos fiscales, contratar un estudio de zonificación agroindustrial, poner a operar la represa del rio Ranchería, establecer mecanismo exprés de consulta y compensación ambiental, y de alianzas con las comunidades indígenas.
Quedan nueve años para ejecutar todas estas tareas antes de que se vaya el Cerrejón. Lúzcase, gobernador.
*Consultor en crédito de fomento agroindustrial