Dirigida por Celine Song, Materialists retrata a Lucy (Dakota Johnson), una joven asesora sentimental que trabaja para una agencia de citas digitales en Nueva York. Su trabajo consiste en ayudar, especialmente a mujeres neoyorquinas alrededor de los 30, a encontrar al hombre “perfecto”, ese que encarne todas las casillas del ideal contemporáneo.
Sin embargo, su vida personal no se ajusta a los mismos parámetros, algo que se evidencia en el dilema sentimental que enfrenta: elegir a quién representa esa figura ideal o dejarse llevar por el impulso de un amor pasado que desafía toda lógica práctica.
Lucy se debate entre Harry (Pedro Pascal), un banquero exitoso y sofisticado, dueño de un elegante departamento en Tribeca y con una vida perfectamente ordenada, y John (Chris Evans), un exnovio que trabaja como camarero, todavía comparte el apartamento con amigos y con la misma situación económica que provocó la ruptura previa. Pero su repentina aparición reaviva emociones que Lucy creía enterradas.
La película es el segundo largometraje de la aclamada directora Celine Song, conocida por su notable ópera prima Past Lives. Aunque Materialists no alcanza la misma profundidad emocional, logra capturar con agudeza y humor las tensiones del amor en tiempos de citas digitales.
Más que resolver cuál de los dos hombres representa la elección correcta, Lucy se embarca en una exploración sobre lo que significa desear, elegir y construir una relación en un mundo filtrado por algoritmos y expectativas racionalizadas.
Aunque Materialists ha sido clasificada como comedia, su trasfondo es más bien dramático; retrata con franqueza —y con una dosis de ironía mordaz— las ansiedades, deseos y contradicciones que surgen cuando la intimidad se convierte en una transacción.
Song dirige con sensibilidad y precisión, sin subrayados morales ni cinismo gratuito. Uno de sus logros es exponer, sin juzgar, las motivaciones ocultas detrás de los perfiles: el dinero, la apariencia, la estabilidad, el pasado, la proyección social. Lo hace desde un escenario reconocible —el Manhattan de mujeres sofisticadas, ambiciosas y treintañeras—, aunque su diagnóstico bien podría aplicarse a cualquier lugar donde el amor se mide con tales criterios.
En última instancia, Materialists funciona como un retrato sociológico que disecciona la economía del deseo en tiempos de citas digitales, y también como una meditación íntima sobre cómo las decisiones amorosas —incluso las aparentemente superficiales— pueden revelar verdades profundas sobre nosotros mismos.
@GiselaSavdie