Este 29 de julio, Santa Marta cumple 500 años de su fundación, una conmemoración que debe presentarse como una oportunidad para reflexionar sobre la historia de la ciudad más antigua de Colombia (y una de las más antiguas de Sudamérica). Una historia que amerita siempre una visión crítica, para repensarla y releerla sin idealizaciones, y con miras hacia la reconciliación y el futuro.
La fundación de Santa Marta por Rodrigo de Bastidas en 1525 se considera una de las más pacíficas en el territorio colombiano, lo que, por supuesto, no significa que estuviera libre de tensiones y conflictos que posteriormente se intensificarían como parte del proyecto colonial. Rodrigo de Bastidas se diferenció de muchos conquistadores principalmente por su visión de mantener buenas relaciones con los pueblos indígenas, y es recordado en la historia como un explorador pacífico que fue traicionado por sus propios hombres.
Ahora bien, si lo que se conmemora es la fundación de Santa Marta bajo una nueva estructura sociopolítica, es igualmente relevante reconocer la historia de sus territorios más allá de los últimos 500 años. Para ello, merece la pena leer y comentar los escritos del historiador samario Joaquín Viloria de la Hoz, quien describe con precisión cómo los indígenas de estos territorios eran grandes ingenieros y arquitectos que desarrollaron los procesos urbanos más adelantados de la Colombia prehispánica. Así lo evidencian sitios arqueológicos como Pueblito (Chayrama), en el Parque Nacional Tayrona; Ciudad Perdida (Teyuna), en el alto río Buritaca; y La Reserva, en la cabecera del río Frío, en Ciénaga. Los pueblos indígenas que habitaban y aún habitan la Sierra Nevada adelantaron excepcionales trabajos de orfebrería, tal como lo describe el libro de Historia de Santa Marta y el Nuevo Reino de Granada.
La celebración de estos 500 años ha sido un momento significativo para abrir el diálogo sobre los procesos históricos de la ciudad, apostando por su reconstrucción y reconciliación. Escenarios como la Conferencia de CAF, en el marco de su iniciativa Iberoamérica 500+, y el Hay Festival de Santa Marta fueron esenciales para reunir diferentes voces en torno a la historia de la ciudad y su agenda de desarrollo. Como lo sostuvo el Mamo Camilo Izquierdo: todo está conectado y tendremos que repensar nuestra relación con los recursos naturales que abundan en Santa Marta, pero que no son ilimitados.
Hoy la ciudad enfrenta inmensos retos económicos, sociales y ambientales que requieren atención y acción para los próximos años, partiendo de un compromiso que debe ser mancomunado entre lo público, lo privado, las comunidades, los turistas y todos los ciudadanos que la habitan.
Una nota de felicitación y especial agradecimiento a Sergio Díaz-Granados, por haber impulsado desde la CAF una agenda nutrida para la ciudad; a Carlos Vives, por unirnos siempre a través de la música; a conferencistas como Alberto Lora Aguancha, director de la Comunidad Andina, y Esther Cruces, directora del Archivo General de Indias; así como a todos los historiadores, escritores y artistas samarios y del Caribe colombiano que han hecho de esta conmemoración un espacio único para todos.
Feliz cumpleaños, Santa Marta. ¡Por muchos siglos más!
@tatidangond