Definitivamente son como comparar la maldad con la bondad, el odio con el perdón, la paz con la guerra, y serían muchos los ejemplos para comparar las movilizaciones generadas por las agresivas alocuciones públicas del presidente Gustavo Petro, con sus arengas de ¡Guerra o Muerte! con las que motiva a desadaptados a obedecer esa nefasta frase y tomarla de manera literal hasta atentar contra la vida de Miguel Uribe Turbay, férreo opositor de este pseudo dictador de pacotilla. Con las marchas de la gente de bien, empresarios, trabajadores, estudiantes, amas de casa, que de manera masiva pero pacífica transmiten su deseo de paz y reconciliación, pero simultáneamente con la reiterada consigna de ¡Fuera Petro! que sale de las entrañas de todos y cada uno, dejando claro que “el galáctico” no cuenta con la mayoría, como él reiteradamente repite al auto proclamarse como representante cósmico del pueblo.

Esta última, llamada “Marcha de la Paz” apoyando a Miguel Uribe Turbay y deseándole pronta recuperación, rechazando la violencia, sobre todo la verbal que vomita Petro, fue la demostración más palpable y contundente de la gran diferencia entre las movilizaciones de quienes rechazamos el gobierno más corrupto, incompetente y peligroso de toda la historia de Colombia, con miles de ciudadanos en todas las ciudades, que en forma pacífica, asistieron por convicción, sin presiones externas y sin afectar nada a lo largo de los desfiles por lo que no hubo que proteger locales con bardas ni rejas, muy diferente a las agresivas marchas “que organiza” el actual gobierno, con chivas y buses atestados de indígenas y personal contratado, empleados del gobierno obligados para no perder su trabajo, sindicalistas chupa-sangre protegiendo sus prebendas, remuneración a muchos asistentes más lechona y bebidas, logística, transporte y todos los gastos, pagados con recursos públicos que son gastados sin el menor escrúpulo. Marchas siempre acompañadas por encapuchados con desórdenes y destrucción, que en eso son buenos porque entre más afecten lo público y lo privado, más exitosa.

Lo cierto es que tanto los zurdos como nosotros, votaremos en las próximas elecciones, así las motivaciones sean muy diferentes, y desde el inicio de su gobierno Petro sacó las uñas y nos mostró que no invertiría recursos del Estado en proyectos de país sino en compra de conciencias y pago a malandrines de todas las calañas que votarán por el que Mefistófeles decida para que continúe con su legado de pobreza, odio y destrucción de las instituciones y de la democracia. Como nada de lo anteriormente descrito se aparta de nuestra amarga realidad, se hace indispensable demostrar que somos muchos más cada vez que se anuncie una marcha de quienes nos oponemos, pero mucho más el día de las elecciones.

@nicorenowitzky