Teníamos proyectado para el próximo mes de julio una columna dedicada a agradecer al Senador Efraín Cepeda como costeño su brillante e inteligente labor para finalizar como Presidente del Senado de la República, pero el incidente desagradable de hace pocas semanas con el Presidente de la nación nos decidió a adelantar unos conceptos que merece el Senador Cepeda no solamente como costeño sino como colombiano decente, ecuánime, integral, ético, que fue inútilmente ofendido, con vulgaridad, por un Presidente que ya no sabe dónde esconderse: Desde su ingobernabilidad hasta su falta de Ética que cubre todos sus actos públicos y privados.
No importa el color político para que podamos reconocer en Efraín Cepeda una figura nacional de gran prestancia que ha dejado en alto la esencia de los costeños que tan mal trato recibimos en conceptos por allá en el interior del país. Nosotros somos liberales y Cepeda es Conservador pero no estamos en polos opuestos, sino en los amarres endémicos de un círculo que reúne la esencia de la moral y la decencia. Si hay algo que seduzca de la actitud de Cepeda al contestarle al Presidente sus ofensas es la altura y la dignidad del cargo. Kennedy lo afirmó en pleno Congreso de su país: “La dignidad no es un regalo de la naturaleza, es la síntesis de la estructura moral de un país y sus mejores hombres”.
El Congreso, las altas Cortes, la Procuraduría de la Nación son los pilares y soportes de la estabilidad democrática de un país como Colombia. En estos momentos los tenemos pero se encuentra ausente la esquina donde el Poder Ejecutivo complementa esta esencia paradigmática de la sensatez y la alcurnia intelectual. La tenemos en Colombia y el Congreso y las Cortes y Procuraduría son un lujo pero la ausencia, notoria, vergonzante, está en el poder Ejecutivo que es como lo dice su castellano puro el que ejecuta.
Hoy día estamos avergonzados de nuestro Presidente y orgullosos del Presidente del Congreso. Y aun cuando la gente no lo crea por la mala publicidad que recibe el poder legislativo tiene mucha gente estupenda, sana, honesta, altruista. Por unos pocos que ensucian su investidura, que los hay en todas partes, sufre la imagen nacional. No; nuestro Congreso tiene, un ejemplo es Cepeda, gente muy ética, muy preparada, muy trabajadora. Defendamos estas imágenes que son ciertas y unos pocos empañan y sintamos orgullo de que un costeño como el Senador Efraín Cepeda se haya erigido en defensor y portaestandarte de la moral pública, de su partido, de sus raíces, de su tradición familiar y esa estirpe de personas que habitan cerca al mar donde abren su vista para defender su Patria chica y para recordarle a Colombia que desde estos litorales podemos ofrecer mucho para que Colombia cambie de rostro hoy día.