¿Quién nos podría ayudar a resolver el cada vez más apretado nudo de la salud? Y la respuesta, de la inteligencia artificial fue: Los profesionales de la salud y los gobiernos son quienes pueden ayudar a salvar vidas y mejorar la salud de las personas. Los primeros, no hemos sido tenidos en cuenta o al menos, en los momentos de las grandes decisiones políticas, no parecen influir, en una de las decisiones más importantes, no solo del país, sino del mundo en general. Nos llaman, cuando el enfermo se complica, a salvar pacientes sin apoyos técnicos, sin estructuras hospitalarias, sin recursos, después de años con las pestañas chamuscadas por el gran número de trasnochos que, desde los estudios hasta el final de las especializaciones o trabajo continuo, con remuneraciones ridículas sin reconocimientos laborales. Somos los héroes de una pandemia, que pusimos el pecho para tratar de detener el paso arrasador de un virus, llevándose a muchos compañeros en su propio trabajo Como si fuéramos, soldados de un país enviados a la guerra bajo órdenes irresponsables, a enfrentar individuos que, por diferentes razones decidieron dejarlos por fuera, a combatir con sus propios hermanos durante muchos años, se han establecido para mantener las fortunas de unos cuantos y, la pobreza de muchos, en medio de unas de las más altas calificaciones de inequidad, altos grados de desnutrición, de desempleo, feminicidios y en general, en los niveles más altos, de criminalidad, corrupción, violencia, y desarreglos sociales comparables a los de los países que se han mantenido en guerras permanentes.

Con establecimientos de justicia sobornables, corruptos y sin la posibilidad de detener el camino desbocado por las grandes atrocidades delictivas. Un pueblo engañado, muchas veces que termina manipulado por conceptos oportunistas alejados de los valores de la ciencia, de la lógica y de la moralidad. El Estado, que dirige las actividades de la población, continúa un manejo irregular, al ignorar las situaciones en las que a diario nos encontramos, sin dar respuestas al desorden, en el que de ninguna forma, se vislumbra el deseado consenso que, nos deje al menos satisfechos con nuestras actuaciones. No habrá acuerdos entre el gobierno y la oposición, ambos envueltos en discusiones, sin criterios basados en evidencias, sordos ante los avances de la ciencia y la tecnología. Por qué no reconocer que, sin la participación del personal sanitario, y el estudio consecuente de las necesidades de la sociedad, los resultados serán siempre equivocados. Es totalmente necesaria la participación directa de los gremios médicos y de los pacientes, para tratar de ponernos de acuerdo, en medio de una jauría de lobos, que solo visualiza los rendimientos financieros.

Lo peor, lo que sucede en Colombia, es similar en muchas partes del mundo, se niegan los medios para acercarnos a un país más justo, que respete inicialmente a los principales participantes y que deje por fuera, aquellos que inescrupulosamente participan, imposibilitando darles a muchas personas las posibilidades de una vida digna.

Basta de discusiones, únicamente financieras, la salud es un derecho que debemos saber compartir entre todos. Dejemos participar a los principales actores para lograr un resultado inmediato y mejor, gobierno, trabajadores de la salud, empresa privada, justicia, educación y agricultura. Sin dejar la posibilidad de apoderarse de los presupuestos mediante auditorías participativas y conjuntas.

@49villanueva