Pregunta: Con frecuencia, aludiendo a mi ropa, mi mujer me dice que estoy hecho un adefesio. ¿De dónde viene esta palabra? E. Cuesta, B/quilla.
R.: Viene de Ad Ephesios, carta o epístola de Pablo de Tarso a los habitantes de Éfeso, ciudad griega del Asia Menor. Los efesios veneraban a la diosa Artemisa, a la que erigieron un templo, una de las siete maravillas de la Antigüedad. Pues bien, Pablo, que vivió entre ellos algo menos de tres años, predicó para convertirlos, pero resultó infructuoso porque no lo entendían o no querían entenderlo, sobre todo los orfebres, para quienes resultaba un pingüe negocio las figuras de la diosa elaboradas en plata. Y hubo cierto alboroto, y algunos gritaban: “Grande es Artemisa de los efesios”. Más tarde, desde Roma, Pablo les envió su carta, pero tampoco la entendieron, o la tomaron con humor, sobre todo cuando decía que “el marido es cabeza de la mujer” y que esta debía estar sometida a aquel como la Iglesia lo estaba ante Cristo. Entonces, hablar adefesios significó decir disparates o frases incomprensibles; con el tiempo, ese significado evolucionó y pasó también a indicar la apariencia de alguien desaliñado y estrafalario.
P.: ¿Qué diferencia hay entre alfabeto y abecedario? Sheila Benítez, B/quilla.
R.: Ninguna. El abecedario se llama así porque se refiere a las cuatro primeras letras latinas seguidas del sufijo -ario, que significa ‘conjunto de cosas, pertenencia o conexión’, en este caso conjunto de caracteres conectados con las letras a, b, c y d. Por su parte, el alfabeto se llama así por las dos primeras letras griegas, alfa y beta. En época del Imperio Romano las dos palabras coexistían y eran sinónimas: abecedarium para las letras latinas, y alphabetum para las griegas.
P.: ¿Epicureísmo, hedonismo y sibaritismo son lo mismo? Víctor Pisciotti, Bogotá
R.: Los tres términos tienen que ver con el placer. El epicureísmo estableció el placer como el supremo bien y difundió la idea de que la felicidad consiste en disfrutar de los sentidos, pero con moderación y sin que se presente una situación de dolor o desagrado; por eso, pasarse de copas para terminar con un guayabo descomunal no corresponde a la idea epicureísta, pues, pese a que se bebió con placer, el desenlace se traduce en malestar. El hedonismo, en la práctica, es casi lo mismo, pues plantea que para el hombre el bien es el placer presente, mientras que el futuro o la esperanza son inciertos y generan inquietud, lo que implica que no exista moderación en el logro de ese placer, algo que puede llevar al desenfreno, y esta es su diferencia con el epicureísmo. El sibaritismo es un estilo de vida exquisita y voluptuosa, rodeada de lujos, riqueza, viandas, licores, confort…; los sibaritas vivían en Sibaris, ciudad italiana de gran esplendor en el siglo VI a. C., cuya opulencia generó relajación de costumbres y su ocaso político y militar.
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