Pregunta: ¿Por qué cuando se indaga por el precio de un producto a veces contestan “tantas lucas”? Héctor Gómez R., Barranquilla.

R.: En el diccionario, luca figura como un coloquialismo que significa “mil pesos”, de uso en Colombia, Argentina y Uruguay, pero, aunque no lo menciona, el país donde más se emplea es Chile, donde en todos los estratos sociales tiene un uso generalizado. En España, a partir del siglo XVIII, se les llamaba “peluconas” a unas monedas que traían la efigie del monarca español reinante, que, como se acostumbraba, llevaba una exuberante cabellera postiza. El habla popular transformó peluconas en pelucas y luego en lucas. Las colonias hispanas acogieron la palabra y empezaron a usarla para referirse a sus propios billetes, siempre a los de mil pesos, y luego se utilizó tanto que la Academia la admitió. También la hallé en un diccionario de lunfardo (jerga coloquial de la clase baja rioplatense), en el que aparece descrita como proveniente del caló (lengua de los gitanos españoles). En la Costa, además de luca, existe la palabra barra, que hasta hace una décadas era un peso, pero, ante la depreciación de este, hoy una barra es mil pesos.

P.: ¿Qué nombre toman palabras como Régulo, regulo, reguló; pacífico, pacifico, pacificó; célebre, celebre, celebré? Luis E. Martínez A., Barranquilla.

R.: En nuestro idioma, todas las palabras tienen una sílaba acentuada o tónica, la cual a veces se marca con una tilde. Cuando palabras de tres sílabas se escriben con las mismas letras, pero desplazan su acento tónico de una sílaba a otra, lo que varía su significado, se denominan palabras tritónicas. Además de los que usted señala, los ejemplos son innumerables: tránsito, transitó, transito; hábito, habitó, habito; óvulo, ovuló, ovulo; término, terminó, termino…

P.: En la provincia valduparense se usa la expresión “¡borracha!” para denotar admiración o sorpresa, y así se oye en dos piezas: La araña picúa (“Borracha araña atrevía”) y La montañita (“Ay, borracha montañita pa’ quererla yo”). Alfredo Calderón, s. i.

R.: Consulté a Julio Oñate Martínez, hombre de letras guajiro e investigador del folclor, y me dijo: “Es bien conocida la expresión; la oigo desde niño. Tiene dos significados: por un lado, encierra un reproche: por ejemplo, mi padre, para reprenderme o reprocharme, me decía: ‘¡Ve, borracho muchacho e’ porra, carajo, aquietáte!’; y en el verso ‘Borracha araña atrevía’ se censura o se reprocha a la araña por haber asustado ‘a María’. Por otro lado, el vocablo indica admiración o cariño, como ocurre en el verso ‘Borracha montañita pa’ quererla yo’; lo que es igual a cuando uno dice: ‘¡Borracha mujer pa’ gustarme!’. En apariencia, los dos significados se contradicen, pero tú sabes lo generoso que es el idioma y lo fácilmente que el provinciano recurre a cualquier palabra, muchas veces por su sonoridad, sin querer expresar exactamente lo que esa palabra quiere decir”.

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