Por qué Trump maltrata a Puerto Rico? Porque el voto es algo importante. Vayamos por partes. ¿Maltrata Trump a Puerto Rico? Eso creen muchos puertorriqueños, entre ellos la alcaldesa de San Juan.

En fechas recientes el huracán María arrasó la isla. El resultado fue la pérdida de decenas de vidas y la práctica destrucción de la isla. Tierras de cultivo devastadas, carreteras destrozadas, instalaciones eléctricas y de telecomunicaciones acabadas, infinidad de viviendas destruidas o gravemente dañadas. Miles de millones de dólares en pérdidas y la sensación de que el fin del mundo había pasado por las vidas de los puertorriqueños.

Sin embargo, casi inmediatamente se extendió una sensación mucho peor. La sensación de que desde Estados Unidos no se les trataba en igualdad respecto a las víctimas de los huracanes que previamente habían golpeado Texas o Florida. Particularmente no se les trataba igual desde la Casa Blanca. No es que se les ignorase, pero sí que se les ayudaba con menos entusiasmo, con menos medios y con menos celeridad que la utilizada para ayudar a otros territorios afectados por desastres naturales.

Esa impresión se acentuó cuando Trump visitó la isla y protagonizó momentos como lanzar rollos de papel higiénico a la muchedumbre, como si más que ciudadanos de su país fueran refugiados a los que se les estuviera haciendo un acto de caridad, justificar la tardanza en la ayuda a Puerto Rico en el hecho de que es una isla y cruzar el mar no es sencillo (para la mayor flota del mundo), o, incluso, citar el nombre de la isla de un modo que no acabó de quedar muy claro si era burlón o despreciativo. O sea, encima de que un huracán te machaca, tu país te trata como una región de segunda y tu presidente se toma a broma tu desgracia.

Lógicamente, los puertorriqueños no han quedado muy contentos. Pero cabría preguntarse: ¿de verdad esperaban algo más? ¿De verdad creyeron que iban a ser tratados en igualdad a un habitante de Miami? Pónganse en el pellejo de Trump. ¿Votan los puertorriqueños en EEUU? No. Si se suben en un avión y viajan al territorio continental del país sí. Pero, aunque son ciudadanos estadounidenses, mientras se encuentren en suelo isleño no tienen derecho a voto ni en las presidenciales ni en las parlamentarias. Más allá de sentimientos, Puerto Rico es una colonia. En 1898 pasó de ser colonia española a ser colonia gringa. Y como tal son tratados. No votan. Y quien no vota no cuenta.

Tristemente, en política, y como bien advertía Popper, más que ponerse en lo mejor hay que ponerse en lo peor. Es decir, asumir que los políticos, como seres humanos que son, tienden a ser mediocres, mezquinos y corruptos. El único modo de evitarlo es idear modos para controlar y limitar el poder. El principal que conocemos es la democracia. Y la democracia se funda en el voto. Si no votas, no controlas y solo votando puedes controlar a tus gobernantes.

Eso lo acaban de aprender los puertorriqueños y eso es una lección que deberíamos aprender todos. Incluidos los países con más de un 50% de abstención electoral.