Justo hace un año, escribía sobre la necesidad de terminar el cuento del cuco, del tsunami o del huracán cada que vez que enfrentamos a la selección de Venezuela. He leído aquella columna y en la misma señalaba que había que ganarle y punto. Sin irrespetarla, por supuesto. En ese momento, la selección vecina dirigida por Noel Sanvicente, había ganado sólo 1 punto de 18 disputados. Había perdido cinco de seis partidos y sumaba sólo un empate.

Entonces no era irrespetar sino poner en contexto real la situación del seleccionado venezolano que, para entonces cambió de técnico. Llegó Rafael Dudamel y justo el morbo aumentó. Entonces se sumó la historia que era que con Sanvicente los jugadores no corrían y que con Dudamel si lo harían. Como efectivamente lo hicieron en Copa América Centenario. Justo en ese punto señalamos: “y espantemos al coco. A Venezuela hay que ganarle. Con respeto pero ganarle”. No solo Colombia ganó 2x0 en el Metro sino que el marcador pudo ser más amplio. El arquero Daniel Hernández tapó dos penales a Carlos Bacca y a James Rodríguez y tuvo una tarde inspirada. Con esa victoria Colombia completó tres consecutivas sobre Bolivia, Ecuador y Venezuela que enderezó el rendimiento pues solo se había ganado un partido, empatado otro y perdido dos.

Justo frente a los venezolanos, Carlitos Bacca hizo su partido más discreto en la selección. Se le vio ansioso y esa ansiedad le cobró. Hoy estará ausente ante ellos en San Cristóbal y entiendo las razones. Es posible que no llamarlo, esta vez, le haga más bien que mal.

Desde entonces, nada ha cambiado en la selección venezolana. Con Dudamel consiguió su única victoria 5x0 sobre Bolivia como local, en casa también lograron dos empates 2x2 con Argentina y Perú pero perdieron cinco partidos más cuatro de visitante Colombia 2x0, Uruguay 3x0, Ecuador 3x0 y Chile 3x1 y una derrota local 2x0 con Brasil. Es posible que la selección vecina haya cambiado en la forma y manera de jugar al fútbol de Sanvicente a Dudamel pero, los resultados siguieron siendo los mismos.

Esto para que los arúspices no vuelvan con el sonsonete del cuco. Aquella vez el clasificatorio comenzaba. Se habían jugado sólo seis fechas. Hoy restan cuatro y la Colombia de Pekerman necesita sumar cuatro de doce puntos para ratificarse (sin comerse las uñas ni herniarse) como uno de los
seleccionados que estarán, a nombre de Suramérica, en el Mundial de Rusia.

A San Cristóbal hay que ir a ganar con respeto pero con decisión. El mismo presente lo hace posible. Colombia es 2ª en la tabla de posiciones y Venezuela 10ª. Que la historia dice que partidos con los venezolanos trajeron como consecuencia la salida de los técnicos Maturana y García es cierto. Como es cierto también el presente brillante de Colombia hoy y el deficiente de Venezuela.

Un triunfo nos permitiría completar, otra vez, tres victorias consecutivas sobre Bolivia, Ecuador y Venezuela. Vamos que vamos. Ni cucos, ni tsunamis, ni
huracanes…