Cada técnico lleva en su corazón las razones del triunfo y la derrota. En la soledad del análisis cuando el resultado es adverso, sabrá dilucidar el nudo de los errores, para entonces aprender de ellos. El título de maestro se adquiere cuando todo lo que tocas tiene la marca indeleble de tu estilo, y en la fatídica raya, como los magos sacas el as debajo de la manga.

De esos inaccesibles hay muchos en el mundo, son esos que las funciones en el campo de entrenamiento, la respaldan con una acertada dirección en el banco de los suplicios. El bueno de Alexis cumple la función a medias. Los estragos de la raya, le están pasando factura. Su estilo de juego está salpicado por partituras que buscan el orden para atacar y defender, una regularidad difícil de alcanzar, pero que denota la idea de tener como referente el buen juego y la búsqueda del arco contrario.

El ordenamiento colectivo mediante el control de la pelota, ha sido su mejor arma, que no ha tenido la contundencia requerida, por la falta de gol. La lectura del juego que se perdió inexplicablemente contra el equipo del profesor Jaime de la Pava, mostraba a un Junior dominador en todo el terreno de juego, pero con la pólvora mojada, hasta cuando llego el ansiado gol.

El empate con la olla hirviendo, pues el accionar ya no era el mismo, el volcán de las ideas explotó, para que el profe Alexis con los cambios dejara al equipo sin conductor y, poblara el ataque con tres delanteros, cuando bien es sabido que el alto porcentaje al frente de la artillería no garantizan su contundencia.

Se perdió lo mejor que era el control del juego y, por ende, el resultado que cayó como un balde de agua fría. Aquel juego que no se ganó por la inclusión de un extranjero de mas, consideraciones venidas en plena competencia y, esta, con otros visos, pero también en el momento de la refriega, me hacen pensar que el profesor Alexis, no debiera ser tan primario en el momento de tomar una decisión.

Masticar la idea con el asistente sería lo más recomendable, como lo hacen la mayoría de los técnicos, cuando desde sus poltronas se les ve conversando antes de tomar la decisión. Los cambios también están sujetos a la planificación del juego del equipo, cambiar para inventar, no creo que sea la premisa de este nuevo Junior, pero la razón dice que mutilar el ataque sacando al de las ideas y, no reemplazarlo por otro, fue una decisión suicida. En el básquet, que aroma su juego con ingredientes tácticos, el guardia, el de la ideas, siempre está acompañado por otro de su mismo corte, al que llaman escolta. Este nuevo proceso gusta, se le ve futuro, tiene alegría, ojalá que los estragos de la raya no borren con la mano izquierda, lo que hizo la derecha.