La alegría que respiran los hogares colombianos en la temporada de fin de año suele alterarse rudamente por culpa de la pólvora, cuyo uso, especialmente por niños y adolescentes, es un pecado y un delito de quienes lo instigan o lo toleran.

¿Puede haber algo más dramático y deprimente que ver sufrir a un niño en un pabellón de quemados, y escuchar el lamento de su padre tardíamente arrepentido, consciente de que las cicatrices causadas por la pólvora no se borran jamás?

Tenemos que cuidarlos y protegerlos para que en estas fiestas no haya llanto ni luto en los hogares colombianos.

Es deber del Estado, de las autoridades locales, de los cuidadores y de los padres de familia, evitar que la pólvora afecte la integridad de los niños y adolescentes, que siempre deben mantener su piel intacta y alejarse del riesgo criminal que nos golpea no solo en diciembre y enero, sino en fiestas patrias y celebraciones religiosas.

La ley establece normas sancionatorias para los padres de familia que no protejan a sus niños, y en algunos casos, pueden, incluso, ver comprometido el ejercicio de la patria potestad.

Según cifras del Instituto Nacional de Salud, entre el 1 de diciembre de 2013 y el 17 de enero de 2014, se registraron 858 personas quemadas con pólvora. De ese total hubo 379 menores de edad afectados.

La mayoría de niños afectados tenía entre 10 y 14 años de edad.

El ranking doloroso por regiones fue encabezado por Antioquia, Valle del Cauca, Cauca, Norte de Santander y Nariño.

De acuerdo con el Informe Quinquenal Epidemiológico Nacional del Ministerio de Salud, las mayores afectaciones se dan por la fabricación, venta y manipulación de totes, voladores, cohetes, luces de bengala, volcanes, pitos y globos. Los totes causaron el 27% de los accidentes con pólvora, y los voladores, el 20%.

El impacto sicológico puede afectar su vida diaria y la convivencia del niño y de sus hermanitos.

Los gobernadores, los alcaldes, los profesores las madres comunitarias, los medios de comunicación debemos ser la voz que genere conciencia sobre el riesgo mortal del uso de pólvora.

El ICBF acaba de construir una línea técnica para la prevención y atención de niños, niñas y adolescentes afectados por pólvora. Consigna el marco normativo para garantizar la integridad de los niños como titulares de derechos, las acciones desde los ejes para su protección integral y aspectos operativos para el desarrollo de esa línea técnica, con un cronograma de trabajo.

A través de diversas circulares, el ICBF ha solicitado a los Directores Regionales, Defensores de Familia y alcaldes la imposición de las medidas administrativas a que haya lugar: (I) a los infractores de las prohibiciones sobre fabricación, uso, venta y distribución de pólvora, (II) a los padres o cuidadores responsables de aquellos niños, y niñas y adolescentes que resultaren lesionados por el uso y manipulación de la pólvora.

En esta Navidad, debemos darles a nuestros niños, motivos de alegría, razones para sonreír y valores para construir. De ninguna manera debemos arriesgar su integridad con elementos pirotécnicos que comprometen su vida, la unión familiar y la estabilidad de una sociedad que busca espacios de paz y de integración.

*Directora General ICBF