Lo que preguntan por ahí
Más que adoptar una fiesta extranjera, vale la pena adoptar su espíritu. Reservar un momento —no solo una vez al año, sino cada día— para agradecer la salud, la familia, el trabajo, los aprendizajes y hasta los retos que nos obligan a crecer.
La línea está rota. Y si no la reparan con verdad completa, sin excusas, sin desvíos, sin minimizar lo que importa, entonces no se romperá solo una institución: se romperá la confianza; se romperá la lealtad; se romperá la patria.
Es la cartografía de las emociones reguladas por los valores, a través de la medición racional de la lógica personal explicando el atlas de las preferencias, referencias, modelos, sistemas, procedimientos y aspiraciones, señalando rutas, paradas, destinos, atajos y conexiones.