La ciudadanía percibe al Congreso como un club de privilegios y no como una institución democrática. El poder prolongado genera riesgos. Cuando alguien permanece demasiado tiempo en el mismo cargo, se crean redes intrincadas de controlar, y eso abre la puerta al clientelismo y la corrupción.
Esto implica un deber del representante legal de supervisar que la sociedad cumpla con sus deberes formales, so pena de eventualmente poder terminar respondiendo con su propio patrimonio frente a deudas fiscales de la empresa en la cual se trabaja, si es que esta no las solventa.
Barranquilla ha demostrado que puede administrar bien. El reto ahora es garantizar que esa fortaleza se mantenga y se traduzca en una senda fiscal sostenible para la próxima década.
Una de ellas es el cambio de sistemas de salud obsoletos, con la salvedad de que dichos cambios no deben afectar las condiciones de vida de las personas, ni recaer su manejo directamente sobre un solo grupo político y, ser debidamente estructurado con el paciente como mayor protagonista.