Recuerdo con gratitud el tiempo que viví en El Heraldo. Y digo viví casi en sentido literal. Quizás porque trabajar en un medio de comunicación termina resultando casi lo mismo que vivir en él. O quizás porque es más bien el medio el que acaba viviendo dentro de uno.
Lo que nos muestra Argentina es sencillo: nadie sale de una crisis solo. Como en la vida, siempre es mejor contar con el buen amigo, ese que llega justo a dar el empujón que faltaba. Pero para que aparezca, primero debemos demostrar que somos un país que vale la pena acompañar.
Lo que preguntan por ahí
El desacuerdo nunca justifica la agresión. En Colombia necesitamos un debate serio sobre los límites y garantías de las diligencias judiciales, pero también sobre el respeto por quienes administran justicia. Criticar, sí. Señalar errores, también. Agredir, nunca. La justicia no se puede enfrentar con insultos.