Las vacunas no solamente previenen enfermedades y aminoran el impacto de algunas que pueden ser mortales o producir secuelas importantes, sino que también disminuyen su propagación en las comunidades, generando inmunidad en la población, al tiempo que reducen costos en los sistemas de salud pública.
Con la reforma que Petro impulsa en el Congreso, en vez de fortalecer el modelo de reclusión y de penas, se están promoviendo la desjudicialización y las sanciones no privativas de la libertad sin importar la gravedad del delito.
La pregunta no es cuándo llegará el pico de la demanda fósil, sino cómo administrar de manera responsable la sana coexistencia entre energías limpias y fósiles porque el mundo necesita ambas.
El 2 de octubre, en Santa Marta, celebraremos esta historia de logros y dificultades por el abandono y la violencia, pero, como reza nuestro himno, “no nos damos por vencidos ni bajamos nuestros brazos”.