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El pasado lunes 13 de octubre, dos ciudadanos venezolanos resultaron heridos, tras ser víctimas de un ataque a bala en el barrio Cedritos, en Bogotá.

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Las víctimas fueron identificadas como Yendri Velásquez, quien es defensor de derechos humanos, activista LGBTIQ+ y solicitante de refugio en Colombia, según denunció la Defensoría del Pueblo; y Luis Alejandro Peche Arteaga, consultor político venezolano.

De acuerdo con la Policía Nacional, se trató de un “ataque sicarial” en contra de ambos ciudadanos extranjeros. Asimismo, una de las hipótesis principales señala que el ataque buscó intimidar a los activistas para silenciar su labor en Colombia.

Según fuentes citadas por El Tiempo, los investigadores también indicaron que podría tratarse de una estrategia violenta para obligarlos al exilio forzado, y que bajo esta presión abandonen el territorio nacional.

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La Fiscalía y la Policía evalúan varias evidencias para esclarecer los hechos, entre ellas el uso de armas traumáticas y la cercanía entre las víctimas y los atacantes. De igual manera, el carro abandonado en Suba, donde se desplazaron los atacantes, ya que adentro del vehículo las autoridades no hallaron armas de fuego convencionales.

De acuerdo al medio antes citado, este hallazgo sugiere que el objetivo no era ejecutar un asesinato sino “dejar un mensaje” contundente. “El caso no corresponde al patrón habitual de sicariato”, detalló una fuente vinculada a la investigación.

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El Tiempo también señaló que los investigadores descubrieron que los presuntos responsables del ataque armado vivían en el mismo edificio de las víctimas, ocupando el apartamento 204; y los activistas venezolanos residían en el 504.

Esta proximidad, según lo revelado por el medio, facilitó la planificación y el seguimiento previo a los venezolanos, dejando en evidencia la vulnerabilidad del entorno residencial de los afectados.