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En este nonagenario del célebre maestro Fernando Botero, viene a nuestra memoria el recuerdo de aquel joven pintor a quien tuvimos la oportunidad de tenerlo como profesor de dibujo cuando en Bogotá estudiábamos en Bellas Artes de la Universidad Nacional de Colombia. Botero contaba apenas con 27 años de edad y en sus clases nos daba a conocer su concepto del volumen, con respecto al dibujo de frutas y otros ejemplos.

En esa época nuestro maestro ya era dueño de varios premios nacionales de pintura, lo que vaticinaba el advenimiento de nuevos reconocimientos especialmente en el campo internacional.

Era muy serio en sus clases. Eso no impidió que cualquier fin de semana nos invitara a su casa taller en el barrio Teusaquillo, en donde acudimos todos sus alumnos, mostrándonos la cara de un ser sencillo que le gustaba departir con sus alumnos.

Merecido es el reconocimiento mundial que se le está cumpliendo al maestro, con la seguridad de que seguirá sorprendiéndonos en el campo de la pintura y la escultura.

José Portaccio Fontalvo