RECUERDOS
Cielo estrellado
Quienes nos encontramos en una edad ya avanzada, recordamos cómo desde el patio de nuestra casa podíamos apreciar ese inmenso espacio lleno de estrellas, muchas de ellas fueron objeto de veneración por parte de antiguas civilizaciones, como la de los egipcios, y otras llevaron a Homero a descubrir en ellas la actividad de los dioses. Existía entonces interés por las estrellas. Personalmente en este momento puedo repetir el nombre de los nueve planetas del sol que nos obligaron a aprender en la escuela.
Los niños de hoy, por lo menos los de nuestras ciudades, cuando en la escuela se las mencionan, admiten su existencia en forma rutinaria e impensada, como se admite por ejemplo la existencia de lugares diferentes a aquel en el que nacimos.
Por fortuna, aún es posible sacarlos de la duda, llevándolos a visitar un lugar de esos privilegiados donde no existe aún la luz eléctrica. El invento del hombre al cual se puede atribuir su desaparición. Pero no es lo único que ha desaparecido y esta es una aparente desaparición. Sabemos de muchos otros seres que también han ido desapareciendo; comenzando por los dinosaurios, cuya desaparición se atribuye a la caída de un meteorito hace millones de años, cuando no existía el hombre, que actuó como una especie de bomba que cambió las condiciones atmosféricas.
Actualmente se mencionan muchos agentes contaminantes del espacio que pueden conducirnos a un cambio climático y a la contaminación atmosférica, que van acabando con la vida de muchos seres, animales y plantas. (Entre otros los 25 animales que aparecen mencionados en las noticias de ayer al cerrar mi Hotmail ). En muchas acciones del hombre realizadas en busca del bienestar, podemos detectar algún aspecto perjudicial; descubrimiento a partir del cual debe resultar algo mejor; así es el progreso.
Carlos A. Hernández García
LO MARAVILLOSO
Vivir en Barranquilla
Esta nota, como diría Pablo Milanés, intenta ser una declaración de amor a Barranquilla, la ciudad en la que vivo contento de decirles “mono cuco” a mis hijos y amigos, y desde donde un gran mamador de gallo, que llegó a ser Premio Nobel de Literatura, dijo que aquí la realidad supera la imaginación y fue nuestro abanderado en esa hermosa manifestación cultural de lo real maravilloso del Caribe insular y continental.
Y digo lo anterior porque me han causado risa y enojo las “cachacas” declaraciones de unos burócratas de las secretarías de Cultura del departamento y del distrito, en relación a no soltar unos milloncitos para apoyar el Festival de Cine, dizque porque sus organizadores les mamaron gallo al decir, a los cuatro vientos, que para inaugurar nuestro festival vendría el descabezado de Tarantino.
Mandan cáscara esos vividores de la nómina oficial, juro que no son de por aquí, de negar el auxilio con esos argumentos de tía ‘quedá’. Si amo a Barranquilla, mi tierra natal, es porque somos así: mamadores de gallo, ‘arrebataos’, creadores de canciones a la luna y enamorados de las faldas que la brisa del Magdalena levanta graciosa a nuestras bellas mujeres. Mandan cáscara y que porque les mamaron gallo no van a soltar la platica que no es de ellos, sino de nuestros caros impuestos.
Barranquilla, te amo por ser procesara e inmortal. Y por todas tus mamaderas de gallo, como llamar ‘Tú Papá’ al equipo de fútbol, que también es tu querida y el mejor del mundo cuando golea al Unión y al Real Cartagena. Somos una ciudad de fantasía. Que paga impuestos y se ríe de todas sus travesuras de niña consentida. ¡Te amo Barranquilla!
Gaspar Hernández