En Barranquilla, la construcción de complejos residenciales va en crecimiento, así como la tendencia de sus habitantes de mudarse a estos conjuntos. Por esta razón, la noticia del ascensor que se desplomó –el pasado jueves 11 de septiembre– causó impresión dentro de las comunidades de estos lugares, especialmente en el condominio Zafiro, lugar en el que aconteció la estruendosa emergencia.
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Esta unidad residencial está ubicada en Alameda del Río, uno de los proyectos urbanísticos más grandes de la ciudad. El incidente dejó dos personas heridas: Karen Pilar Fontalvo Quintero, de 36 años, y su hija de 3 años, quienes terminaron con lesiones en sus extremidades.
El hecho cultivó sorpresa y dolor en los residentes de Zafiro, quienes relataron, aún consternados, los momentos de pánico.
“Ellas se montaron en un ascensor que es para personas que tienen una condición de discapacidad, el cual solamente llega del sótano al primer y segundo nivel, por lo que tiene una altura más o menos de 7 metros. El ascensor se soltó e iba una pequeña niña de tres años con su mamá. Sufrieron un accidente muy grave, ya fueron operadas. Nosotros estamos consternados porque es la primera vez que sucede eso. Estamos adoloridos. No fue una gran altura, pero las lesiones fueron severas”, expresó una habitante que solicitó no revelar su nombre.
Hasta el momento, se desconocen los factores que propiciaron el desplome de la máquina. Sin embargo, desde el gremio de la propiedad horizontal en Barranquilla y el país alertaron que aún no se ha establecido un decreto que obligue el cumplimiento de medidas de seguridad en los ascensores de los complejos residenciales de la ciudad. Por lo que exigen el pronto trámite de la norma para evitar que dichos accidentes continúen ocurriendo.
“Si no existe un ente que supervise, los mantenimientos serán superficiales. En cambio, si hay vigilancia constante, hasta las mismas empresas de mantenimiento tendrán más cuidado. Por eso necesitamos que el Concejo de Barranquilla, así como en Bogotá, expida un decreto distrital que obligue al cumplimiento de estas medidas”, expresó Silvia Padilla, presidenta de la Lonja de Propiedad Horizontal de Atlántico, a EL HERALDO.
Padilla explicó que, a nivel nacional, existe el Organismo Nacional de Acreditación de Colombia (Onac), el cual acredita que los elevadores estén cumpliendo con las expectativas de seguridad para las personas que los utilizan.
En Bogotá, relató la encargada, esta certificación es obligatoria, mientras que en Barranquilla aún no se ha establecido reglamentación alguna.
“Necesitamos un decreto distrital específicamente, porque la obligación de cumplir con la norma, que es a nivel nacional, no consiste solamente en tener un contrato de mantenimiento con una empresa especializada, sino también en mantener visible en la cabina del ascensor el certificado vigente de inspección del equipo”, indicó.
A su turno, Janeth Huertas, líder de propiedad horizontal a nivel nacional, insistió en que, aunque no sea obligatorio, el sistema vertical debe certificarse.
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“No necesariamente porque el Estado lo obligue, sino por necesidad. Cuando se hace una certificación de un ascensor, este queda protegido porque primero se revisa el equipo. La empresa certificadora exige algunos puntos o pasos a seguir para que el ascensor quede completamente equipado y listo para atender a todos los usuarios, sin generar ningún peligro”, señaló.
La vida útil de la plataforma
Santander Barraza, presidente del Colegio de Administradores de Propiedad Horizontal de Barranquilla, indicó que los elevadores tienen tres etapas: el primero está relacionado con la constructora, encargada de certificar los equipos con una entidad acreditada ante la Onac, para que garantice que cumplen con los estándares mínimos de funcionamiento.
La segunda fase se trata del “uso normal”, en donde debe hacerse una visita mensual de inspección por parte de la empresa encargada del mantenimiento. Estas operaciones se basan en realizar tareas básicas, como limpieza, cambio de botones o piezas pequeñas, pero también es crucial ya que es el espacio en el que el mecánico detecta situaciones que podrían derivar en fallas graves.
Enfatizó que en esta etapa de funcionamiento es donde “los ascensores sufren”, en especial por las mudanzas: “Por eso, desde el colegio recomendamos que, cuando finalice el proceso de mudanza y la torre ya esté en plena ocupación, se haga una certificación y una evaluación completa”.
Y, finalmente, la tercera se basa cuando los ascensores tienen más de 10 o 15 años en funcionamiento. En esta, indicó que ya no basta con cambiar piezas menores, sino hacer repotenciaciones completas o sustituir el equipo.
Las fallas de un ascensor
Los ascensores se exponen a distintos riesgos, de acuerdo con Barraza. Por ejemplo, si las guayas de tracción —que son los cables que soportan el peso de 10, 15 o 20 personas más el del propio equipo— están deterioradas por sobreuso de los residentes, hay una amenaza latente.
La variación de voltaje también afecta a la plataforma. En caso de que se presente una microinterrupción de 10 segundos, el ascensor puede bloquearse o incluso descender uno o dos pisos. Esto genera daños, ya que son muy sensibles a los cambios de energía.
“Otro caso es el freno. Si se detecta que está fallando, debe repararse de inmediato. Y cuando el técnico encuentra estas anomalías en las visitas, lo correcto es suspender el ascensor. Pero desafortunadamente, en muchas copropiedades no lo permiten porque consideran que es una molestia dejar de usarlo mientras se arregla”, finalizó.
Alertan otras fallas en las propiedades
El arquitecto José Zapata indicó que en ciudades del Caribe colombiano, como Barranquilla hay empresas entregan el complejo residencial con problemas técnicos en su infraestructura.
“A veces el edificio no cumple con las condiciones de seguridad, por ejemplo, las detecciones de incendio no funcionan, entregan el sistema sin alarma, las puertas de evacuación no sirven o no hay sistemas de protección de basura. No te puedo hablar a nivel técnico de todo Colombia, pero sí de Cartagena, Barranquilla y Santa Marta, que son donde más me muevo“, sentenció.