Un día funesto. Así recuerdan los santalucenses el 12 de diciembre de 2010. Luego de varios días de resistencia, la población terminó sucumbiendo ante el monstruo indomable que arrastró las aguas del Canal del Dique, convirtiendo a Santa Lucía en un pueblo fantasma.
En solo cuatro horas, los esfuerzos de los hijos de esta tierra se desmoronaron ante la furia del agua. En medio del desespero por frenar la corriente –que desde el 30 de noviembre corría a sus anchas por toda la zona rural– construyeron barricadas con palos, tejas de zinc y grandes piedras para evitar que llegara al casco antiguo, por alguno de los cuatro puentes que bordean al municipio.
'Fueron días muy lluviosos y algunas calles tenían agua, porque no tenía para dónde salir. Aunque por varios días evitamos que más agua entrara, en el puente Colombia falló algo y fue el inicio de la tragedia', recordó Víctor Martínez Cortés, uno de los santalucenses que apoyó los trabajos de contención.