La llegada al parqueadero para el evento ‘La Picotera’ era un pasillo de gente a cada lado. Aquellos que hacían fila detrás de las vallas, ansiosos por entrar a disfrutar de la fiesta y los que esperaban en la acera del frente, mientras disfrutaban del sonido de la música que se desbordaba por varias cuadras a la redonda.
Al entrar, se divisaba a lo lejos el marco de neones verdes del picó central que era acompañado a los costados por tres más de tamaños físicos menos impresionantes pero con un sonido igual de poderoso.
A cada lado había cuatro tarimas improvisadas con unas largas filas. Encima de tres de ellas, sillas con su respectivo peluquero que ofrecían cortes a todos los interesados gratis. La cuarta tarima se llamaba ‘El Ring’, y consistía en un grupo de bailarines que invitaban a todo aquel que se creía capaz de retarlos con pases de baile autóctonos de la cultura picotera.
El sonido subía un decibel con cada paso en dirección a la tarima. Estaba tocando ‘El Solista’, el homenajeado de la noche. En una fiesta de picós, los artistas que se presentan pasan a un segundo plano, y es el propio sistema de sonido quien cobra el protagonismo.
La tarima principal tiene una gran pantalla que exhibe colores, desde rojos eléctricos hasta azules cielos.
'El Solista, el que llena la pista', dice DJ Sisi. Él ocupa el cargo de animador, y entre sus funciones está manejar la consola de sonido, elegir los momentos en los que el volumen debe subir, para que el baile se intensifique, o bajar, para que el público acompañe con su voz a la letra de la canción.
A su derecha, vestido de blanco de pies a cabeza, está Eric García, conocido como Blacky Perreo. Este joven es el responsable de darle el toque de percusión a la canción. Sus manos se mueven a un ritmo frenético entre los seis botones que posee la consola, mientras sus pies nunca pierden el ritmo.
Detrás de los actores principales de la música están los realizadores. El picó es una tradición de familia.
Rosa de Jinete Cáceres se halla sentada detrás, en un baúl negro. A sus más de 70 años cuenta que siempre ha preferido escuchar la música desde cerca, que es donde 'mejor se vive esta cultura'. A cada uno de sus lados están sus hijos y actuales dueños del picó, Isander y Armando Jinete.
‘El Solista’ nació en el año 1953 bajo las toldas de Rafael Jinete, abuelo de la generación actual de propietarios. En aquel entonces se llamaba ‘Batiendo record’. Luego, cambió su nombre al ‘Monstruo del sonido’, hasta que Armando Jinete, el padre de esta generación lo bautiza con su nombre actual.
'‘El Solista’ es la vida de todos los Jinete. Ahí está mi hijo, Armando José, que es la siguiente generación', cuenta Armando luego de la presentación que tuvo la participación de personas del público, quienes se montaban a la tarima para mostrar sus pancartas celebrando la tradición del 'inmortal', otro de los varios sobrenombres que le han puesto a ‘El Solista’.
El descanso de un par de minutos fue interrumpido por una voz pidiendo que 'se arrodillaran porque viene el mandamás, el rey de reyes'. Presentaba a ‘El Rey de Rocha’, un picó de gran tradición que viene desde Cartagena. De esta agrupación han salido algunos de los personajes más representativos de la cultura picotera como Mr. Black, Sayayin y Papoman, entre otros.
'Hoy por hoy, el Rey de Rocha es una emisora de donde salen muchos artistas de champeta que se consagran primero acá para después pasar a la radio', cuenta Leonardo Iriarte, uno de los dueños de este picó
'Nací con el picó y todo lo que tengo hoy en día se lo debo. Con el picó hasta la muerte', cuenta Noraldo Iriarte, mejor conocido como Chawala, el otro dueño de este instrumento que le ha ayudado desde 1986.
Al preguntarle si sus hijos van a seguir en el negocio contesta 'que sigan, pero que estudien y que sean profesionales'.
Los 24 bajos de ‘El Rey de Rocha’ sonaron la música del invitado especial, Papoman, quien animó al público con sus canciones.
Al finalizar la presentación, integrantes del ‘Rey’ se saludaban con José ‘Chino’ Higuera, un locutor y conocedor de este genero, quien afirmó que 'El picó es una cultura que hace que la gente del sur se reúna y en un goce champetuo entre en un éxtasis, un vacile único'.
El siguiente picó, ‘El Caribeño’, adaptó su tarima en forma de la letra T e invitaban a miembros del público a que se montaran a mostrar sus pasos de baile.
Pocos minutos después, se escuchó un fuerte estruendo a las afueras del recinto. Luego de que el evento llegara a su capacidad máxima cerraron las entradas, dejando a varias personas afuera. Algunos de ellos intentaron entrar al evento, destruyendo parte de la malla.
La música paró. Uno de los organizadores del evento pidió calma y orden pues el evento era 'una celebración en paz de la cultura picotera. Los desadaptados que se queden afuera y, ¡que siga la música!', y así fue.