Basados en las leyes físicas que indican que tanto la luz como el sonido son ondas, y por ende pueden mover todo tipo de objetos, un grupo de expertos, liderados por el español Asier Marzo, creó un holograma sonoro, dando lugar al primer rayo tractor sónico (una especie de tableta de altavoces, capaz de dar locomoción a un cuerpo pequeño).
Este equipo, constituido por las universidades británicas de Bristol y Sussex, construyó dicho objeto, que usa ondas de sonidos de alta intensidad para generar un holograma acústico que puede tomar y mover pequeños objetos.
EL HERALDO habló con Asier Marzo, estudiante de doctorado de la española Universidad Pública de Navarra y afiliado a la Universidad de Bristol, desde donde lideró esta investigación, que concluyó, en primera medida, que el principio holográfico también se aplica al sonido y no solo a la luz.
'Mover partículas desde la distancia con fuerzas invisibles es algo inherentemente inquietante. Desde algo tonto como mover el control remoto de la mesa a tu mano, o algo tan complicado como poner a levitar cientos de partículas para formar figuras en 3D', asegura Marzo, quien cuando empezó a trabajar en la Universidad de Bristol, el grupo de investigación ya estaba trabajando en levitación acústica.
Punto de partida
Los investigadores usaron 64 altavoces en miniatura para crear ondas sonoras de alta intensidad y precisión. 'El sonido es una onda mecánica, puede ejercer fuerza sobre un objeto. Se nota cuando estás en un concierto con la música muy alta y el pecho te vibra', explicó Marzo.
De esta manera, los expertos crearon un holograma acústico, que no se ve ni se oye –solo se usan ultrasonidos–, el único efecto que se puede percibir es la fuerza que ejerce sobre las partículas.
Marzo explica que con este dispositivo se pudieron mover partículas de hasta 30 microgramos. 'Nuestro principal objetivo era estudiar las estructuras acústicas aptas para la levitación', dice el licenciado en ingeniería informática, quien agrega que este experimento sería 'como el hombre invisible que puede agarrar una partícula. No se escuchará ni se verá, pero sabes que está ahí porque ves la partícula levitando', indicó.
Lo que viene
Marzo, que empezó con este proyecto hace un año, recordó que en Bristol ya se hacía levitación acústica tradicional, es decir, con dos dispositivos colocados frente a frente para rodear la partícula, y su reto fue lograr la levitación con un solo dispositivo plano.
El equipo de expertos ha descubierto que existen tres tipos de hologramas acústico óptimos que funcionan como rayos tractores para levantar partículas: con forma de pinza, de tornado y de jaula de alta intensidad.
'Ahora es cuando debemos utilizar estas estructuras en sistemas más grandes o más pequeños. Utilizando versiones de alta potencia podría poner a levitar hasta bolas de acero', explica.
La técnica puede desarrollar un amplio espectro de aplicaciones, por ejemplo, una línea de producción sónica que pueda transportar objetos delicados y ensamblarlos sin necesidad de contacto físico.
'Una de nuestras líneas de investigación futura se basa en aplicar un dispositivo sobre la piel del paciente y manipular partículas que están dentro de su cuerpo', dice Marzo, quien enfatiza en que el objetivo sería atrapar y desplazar fuera del área afectada a elementos como tumores, coágulos o piedras en el riñón.
Otra posibilidad es capturar y mantener medicamentos en zonas específicas para que este solo se disperse en el área deseada. O por ejemplo, manipular pequeños bisturíes o agujas que están en las venas de un paciente, pero que se controlan desde el exterior, incluso, lograr fertilización in vitro, entre otras. 'Las posibilidades son muy amplias e interesantes', concluye el investigador.
Sonido y luz
Un holograma de luz se basa en que se puede proyectar múltiples haces de luz desde una superficie plana –2D– que al interferir unos con otros pueden crear campos 3D. Un holograma ultrasónico es lo mismo, sin embargo no se ve ni se oye, pero ejerce fuerzas sobre las partículas que contiene.