Una serie de llamadas telefónicas que comienzan con el prefijo 621 ha despertado inquietud en diversos sectores de la ciudadanía en países como España. Las alertas, tanto de usuarios como de organismos de seguridad, se centran en una modalidad que combina tecnologías automáticas de marcación con métodos diseñados para engañar al receptor y obtener, sin su consentimiento, información personal sensible o incluso generar cobros indebidos.
Aunque el prefijo 621 corresponde a la red móvil española, en este contexto no se encuentra asociado a ninguna región en particular. Ha sido utilizado por estafadores que recurren a robollamadas —llamadas automáticas con grabaciones—, las cuales se caracterizan por cortarse inmediatamente tras ser respondidas o por no emitir ningún sonido. El objetivo de esta estrategia es provocar que el usuario devuelva la llamada, abriendo así una puerta a distintos tipos de fraude.
Uno de los riesgos más comunes es que, al devolver la llamada, los delincuentes puedan grabar fragmentos de voz, especialmente respuestas afirmativas como “sí”. Este material puede ser posteriormente manipulado para contratar servicios no solicitados o validar supuestas autorizaciones en procesos fraudulentos. En otros casos, la simple devolución de la llamada puede generar cargos a tarifas elevadas sin que el usuario lo note de inmediato.
La Policía Nacional ha insistido en la necesidad de evitar cualquier tipo de interacción con este tipo de llamadas sospechosas. Recomienda colgar inmediatamente si no se escucha respuesta al otro lado y evitar brindar datos personales o realizar afirmaciones directas. Asimismo, exhorta a la ciudadanía a verificar los números desconocidos mediante aplicaciones o bases de datos confiables que permitan identificar su origen o si están reportados como potencialmente peligrosos.
Ante este panorama, los expertos sugieren medidas preventivas como el bloqueo de números que comiencen con este prefijo, ya sea de forma manual o mediante herramientas digitales que filtran automáticamente comunicaciones sospechosas. Estas aplicaciones son una barrera eficaz para impedir que los estafadores tengan acceso a nuevas víctimas.
Otra recomendación es compartir la información recibida con familiares y contactos cercanos. La circulación de alertas contribuye a generar una red de conciencia colectiva, lo cual reduce significativamente la efectividad de estos intentos de fraude. Además, relatar experiencias propias puede alertar a otros sobre nuevos métodos utilizados por los ciberdelincuentes.
Por su parte, los expertos en seguridad digital coinciden en que la colaboración entre ciudadanos, autoridades y desarrolladores de herramientas tecnológicas es fundamental. Las investigaciones deben continuar para desarticular las redes detrás de estos ataques, mientras se avanza en soluciones que protejan de forma proactiva a los usuarios.
El fenómeno de las robollamadas no es nuevo, pero su constante adaptación requiere una respuesta informada y actualizada. Saber cómo actuar ante una llamada con el prefijo 621 —no responder, no devolver la llamada, bloquear el número y reportarlo— puede evitar consecuencias mayores. La prevención, en este caso, comienza por no responder.