El atroz crimen de Sofía Delgado confirma, una vez más, que el Estado ni la sociedad cumplen con el deber de proteger a los menores de depredadores sexuales.
El ahora sentenciado escuchó el veredicto desde el centro de detención, donde permanece recluido desde su captura.
El cuerpo de la niña presentaba golpes, moretones y hasta señales de presunto abuso sexual.
La menor llegó al centro asistencial sin signos vitales. El presunto agresor fue capturado por las autoridades.
Esta se encargará de intervenir y hacer acompañamiento permanente a las diligencias del proceso.