Es momento de dejar atrás los prejuicios. No todos los territorios mineros son sinónimo de destrucción. En muchos casos, estos espacios han sabido convertir sus recursos del subsuelo en oportunidades para su gente.
Este panorama se debe a que se respeta al sector privado, se defiende la libertad de empresa, se elimina la burocracia innecesaria y se envía un mensaje de tranquilidad a los mercados. No se gobierna para saquear sino para administrar y gestionar.
Ojalá la pobreza se pudiera eliminar radicalmente en Colombia, logrando al mismo tiempo una transición energética justa. Probemos gritando todos al unísono la palabra que nos transmitió la cultura romana: ¡Abracadabra! y esperemos cómodamente sentados.
Colombia está hoy llena de iniciativas que acabarán teniendo resultados desastrosos. Presentadas como grandes soluciones para temas como la desigualdad y el cambio climático, obtienen amplio apoyo político, pero en realidad harán todo lo contrario.
En el Congreso de este gremio en Barranquilla, mostraron su preocupación por la caída en la producción de gas y desplome de taladros. Minminas enumeró cuatro retos para avanzar en la transición.