Compartir:

Una herramienta de transformación social invaluable distingue al sector educativo y lo califica como pilar fundamental en el progreso económico, social y político de la sociedad.

En este convergen una serie de funciones y misiones que ha cumplido a cabalidad Yolanda Muñoz Adarraga, una maestra tomasina que recientemente fue nombrada por la Presidencia de la República y el Departamento Administrativo de la Función Pública como el mejor servidor público del país gracias a su vocación de servicio, innovación, liderazgo, adaptación al cambio, responsabilidad con el medioambiente, trabajo en equipo y resiliencia.

Yolanda no quería ser la médica que salvaba vidas, pero sí deseaba ser parte del gremio que enseñaba cómo llegar a ello. La medicina de la enseñanza es la que más le gusta transmitir, siendo la lengua española su principal fortaleza.

Desde que inició sus estudios para convertirse en bachiller académico la Normal Superior Nuestra Señora De Fátima, ubicado en el municipio de Sabanagrande, ya había decidido lo que quería hacer por el resto de su vida.

Es así como se convirtió en licenciada en Ciencias de la Educación con especialidad en Lenguas Modernas (énfasis en español y francés), especialista en Educación Personalizada de la Universidad Católica de Manizales y Magíster en Educación de la Universidad del Norte.

Una temprana vocación

Mientras la mayoría de sus compañeros terminaban la escuela para adentrarse en su carrera profesional, Yolanda ya impartía clases en el Colegio La Medalla Milagrosa de Barranquilla. Tenía 16 años cuando dejó de estar sentada en un pupitre y hacer del tablero su mejor herramienta para trasmitir sabiduría.

'Era una niña enseñando a otros niños', relató la maestra que a esa corta edad ya había escrito con una tiza el futuro de su vida.

Sin conocimiento alguno de la ciudad, se transportaba desde Santo Tomás a las 5:00 a.m. para llegar a las 7:00 a.m. al plantel educativo e iniciar su jornada. Pese a que sus clases finalizaban a la 1:00 p.m., media hora después debía cambiar su rol y convertirse en estudiante de la Universidad del Atlántico, donde se preparaba para ser licenciada en Lenguas Modernas.

Allí se extendía hacia las 6:00 p.m. para desplazarse a suelo tomasino y planificar lo que sería una nueva jornada de aprendizaje.

En su casa la esperaban sus padres y nueve hermanos, ella era la décima y la quinta maestra en construcción.

En 1985 decide iniciar una aventura pedagógica en el colegio San Miguel del Rosario de Barranquilla que cerró sus puertas en 2021. Sus 16 años como docente de español en la institución marcaron un precedente que ya reflejaba su misión como transformadora social.

Su amor por la lengua castellana y deseo para fortalecer las habilidades comunicativas de sus estudiantes lograron que gestara lo que se convirtió en un proyecto de investigación: ‘Los cinco minutos con Yolanda’.

Al mejor estilo de un show de improvisación, Yolanda retaba a sus estudiantes a dialogar sobre un tema en esa cantidad de tiempo para diagnosticar su expresión oral y actuar como guía si se presentaba alguna corrección.

'Allí me consolidé como maestra. Pasó por mis clases mucha gente que enfrentarme en ‘Los cinco minutos con Yolanda’'.

Fortalecer la competencia comunicativa que conlleva expresión oral, hablar en público, expresiones escritas y ortografía eran las mayores motivaciones de Yolanda cuando pisaba un salón de clases.

No tiene hijos, pero en las aulas ha congregado a miles de estudiantes que han sido su familia.

A sus 57 años, acumula 40 sirviendo al sector educativo. En ese recorrido, apareció la Institución Universitaria Itsa, plantel al que llegó el 20 de marzo de 2002 y en el que sigue vigente como docente de la licenciatura en Educación Básica Primaria.

En el lugar aparecieron nuevos retos para Yolanda, que sin saber manejar un computador, debía enfrentarse a las dinámicas tecnológicas que ya demandaba la época. Es así como inició un curso en el Sena que contribuyó a su aprendizaje en esta rama.

Hacia una buena comunicación

Para Yolanda, la ortografía es la higiene de la lengua y la buena comunicación es imprescindible en cualquier disciplina del saber. Para lograr sus objetivos, el Itsa se convirtió en la casa que empezaría a materializar sus sueños.

Yolanda creó una carpa itinerante para evaluar ortografía, expresión oral, escrita y pensamiento crítico. A su vez, lideró el programa radial Exprésate: no es tanto lo que digo, sino cómo lo digo.

'Llevo 40 años tratando de formar estudiantes competentes a nivel comunicativo'.

Así como disfruta la buena conjugación que sus estudiantes hacen con los verbos, también decidió conjugar los saberes comunicativos con la paz y es por ello que lidera la cátedra Cultura de paz.

'Quiero que trabajemos en una sana convivencia y en armonía por todo lo que queremos'.

Michelle Caballero ha sido una de las testigos de su incansable labor. La estudiante del Itsa destacó el mérito que le fue otorgado.

'Ella se merece todos los reconocimientos porque el amor debe ser esencial para todo, si uno no ama lo que hace, no está en disposición de enseñar y ella todo lo hace con amor'.

{"titulo":"Alejandro Gaviria confirmó que se acaba el programa ‘Generación E’","enlace":"https://www.elheraldo.co/colombia/el-nuevo-ministro-de-educacion-alejandro-gaviria-anuncio-que-se-acaba-el-programa"}

Su segunda oportunidad

{"titulo":"La gestión de la educación","enlace":"https://www.elheraldo.co/editoriales/la-gestion-de-la-educacion-922263"}

'Así como dicen los cantantes vallenatos: quisiera morirme cantando un vallenato. Yo digo ‘quiero morirme dando una clase', así lo manifestó Yolanda que en medio de su labor, ha padecido una serie de obstáculos que casi impiden su seguimiento como docente.

Una hipertensión pulmonar severa y una trombosis se aparecieron en la vida de Yolanda para retarla. Desistiendo de su pensión, ella desea continuar más años en un salón de clases: 'quiero seguir sirviendo, todavía siento que tengo juventud para hacerlo. Me voy de esto el día que ya me duerma en un salón y se burlen. Me voy al retiro forzoso que son los 70 años'.

Yolanda siente que la vida le regaló una segunda oportunidad y por ello entre sus sueños aún le falta un doctorado en Educación y la publicación de su primer libro que se titula Una Segunda Oportunidad: me inspiró el título García Márquez cuando recibe el Nobel y dice que todo en la vida se resuelve con una segunda oportunidad. De esta enfermedad no me morí y sigo siendo maestra'.