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Presente en casi todas las cocinas del mundo, la cebolla es un ingrediente básico para dar sabor a sopas, guisos, salsas y ensaladas. Pero más allá de su aporte culinario, este vegetal contiene compuestos que pueden favorecer la salud de forma significativa, y una variedad en particular destaca por su alto potencial antioxidante.

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Más que color y sabor

Aunque tanto la cebolla blanca como la roja comparten un perfil nutricional similar (bajas en calorías, con fibra, vitaminas del grupo B y vitamina C), la tonalidad morada de la roja revela algo más que un atractivo visual. Ese color se debe a la presencia de antocianinas, antioxidantes naturales que ayudan a reducir el estrés oxidativo, un proceso vinculado al envejecimiento celular y a diversas enfermedades crónicas.

Estudios han demostrado que la cebolla roja puede contener hasta 16 veces más antioxidantes que la blanca, además de un 20 % más de polifenoles, compuestos que protegen la salud cardiovascular y metabólica. Estos nutrientes actúan contra los radicales libres, moléculas que, en exceso, dañan las células si no se controlan.

Un cóctel de compuestos protectores

Otro de sus componentes clave es la quercetina, un flavonoide con posibles propiedades antiinflamatorias, antivirales y anticancerígenas. Investigaciones sugieren que este compuesto puede ayudar a controlar la hipertensión, ciertas afecciones respiratorias y el síndrome metabólico.

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La cebolla roja también aporta taninos, sustancias vegetales con efectos protectores sobre el corazón y la circulación. Para quienes realizan actividad física, incluirla en la dieta podría favorecer la recuperación muscular y fortalecer el sistema inmunológico de forma natural sin necesidad de suplementos costosos.

¿Y la cebolla blanca?

Aunque no iguala el contenido antioxidante de la roja, la cebolla blanca sigue siendo un ingrediente saludable y versátil en la cocina. Su sabor más suave la hace ideal para recetas delicadas, y continúa ofreciendo fibra y vitaminas.

Sin embargo, quienes busquen un refuerzo extra para su salud podrían considerar usar cebolla roja con mayor frecuencia. Un plato tan sencillo como una ensalada de tomate, cebolla roja y aceite de oliva no solo aporta frescura, sino que también actúa como un aliado contra la inflamación y el deterioro celular.

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Un pequeño cambio con grandes beneficios

Adoptar la cebolla roja en la dieta no implica un cambio drástico, pero sí puede marcar una diferencia a largo plazo en la salud. Tu corazón, tus células y hasta tu piel te lo agradecerán.

La próxima vez que vayas al mercado, recuerda que este vegetal no solo añade color a tus platos, también puede aportar un impulso significativo a tu bienestar.