El Heraldo
Julián Rojas Teherán, acordeonero sanandresano. Cortesía Festival Vallenato.
Sociedad

Rey Vallenato es internado en centro de rehabilitación

Julián Rojas se desintoxicará en Bucaramanga. Aseguró que en esta ocasión sí logrará  dejar las drogas.

El acordeonero sanandresano Julián Rojas Teherán, monarca del Festival de la Leyenda Vallenata en 1991, recordado por derrotar en la contienda final de este certamen cultural a Juancho Rois y a Gabriel Julio, ha tomado la decisión de recluirse en un centro de rehabilitación en Bucaramanga.

Este digitador que ha acompañado con sus notas a figuras como Jorge Oñate, Juan Piña y Rafael Orozco, recientemente fue tendencia en redes sociales, por un video en el que aparecía recorriendo algunas calles ubicadas en los alrededores de la Terminal de Transportes de Valledupar. Allí, al parecer bajo los efectos de las drogas, se le ve notoriamente desubicado.

Luego del impacto negativo que esto le causó a nivel personal y en el seno de su familia, Rojas decidió el pasado domingo emprender su nuevo proceso de rehabilitación para salir del mundo de las drogas que lo ha azotado.

Es por ello que desde Villanueva (La Guajira), el músico de 50 años compartió un video en el que prometió superar su adicción. “Me voy camino al rescate de mi vida en Bucaramanga. Me siento muy motivado, lleno de fe y esperanza, vamos pa’ lante y sé que esta será la vencida”, manifestó el músico que en 1985, con solo 15 años, debutó a nivel profesional al grabar su primer LP al lado del cantautor Pablo Atuesta.

Además, reconoció que durante los últimos años ha tenido varios procesos de rehabilitación, que  considera fueron un verdadero fracaso.

Sin embargo, resaltó que ha seguido luchando por salir del oscuro mundo de las drogas, el alcohol y el tabaquismo.

Sus intentos por rehabilitarse han sido muy sonados en ciudades como Bogotá, Barranquilla y Valledupar, entre otras.

La más reciente fue hace dos años en la capital cesarense donde respaldado por la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata inició un proceso que parecía exitoso, pero que finalmente no logró concretar.

Del cielo al infierno.                                

 La puerta al infierno, como él lo describe, la abrió cuando tenía 13 años, en su natal San Andrés Islas, al probar un trago de aguardiente. Al licor le siguió la marihuana y posteriormente el consumo de cocaína.

El hecho de convertirse en Rey Vallenato a los 20 años, aceleró su ritmo de vida, y en medio de la fama y el aparente éxito su adicción fue creciendo.

Pese a todo, su talento se ha mantenido intacto. Sus notas están llenas de creatividad, Julián es dueño de un estilo original que ha encajado dentro de lo romántico, y también en el ambiente de la parranda, en el que es muy solicitado.

Rojas ha intentado recuperarse y ha fallado, sin embargo ahora insiste que lo logrará y que básicamente lo hace por él mismo y por el inmenso amor que le tiene a su familia. “Íbamos para Cuba a cumplir el tratamiento, pero decidí mejor que tenía que ser cerca de la familia y por eso cumpliré mi proceso en Bucaramanga”, contó Rojas quien ha recibido el apoyo de varios de sus colegas y amantes del folclor vallenato que esperan verlo nuevamente como uno de sus exponentes más virtuosos.

Uno de los hechos más bochornosos de su carrera lo vivió en noviembre de 2015 en Zambrano (Bolívar), cuando un afamado cantante le espetó en plena tarima por su condición. Esa noche Julián no dio la nota acertada en el acordeón, algo que sacó de casillas a su compañero.

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