
Amalín de Hazbún viajó a sus orígenes en la Feria Bahari
En el marco del evento especializado en ropa playera, la diseñadora conversó acerca de sus 60 años en el mundo de la moda.
Barranquilla celebra a su ‘Aguja de oro’. Durante el espacio de conversaciones especializadas de ‘Bahari Moda Expo’, la diseñadora barranquillera Amalín de Hazbún también tuvo un espacio para resaltar la cultura de la moda de la ciudad.
En una charla inspiradora, el presidente de Inexmoda, Sebastián Diez, se encargó de dar inicio al espacio preguntándole a Hazbún acerca de sus inicios en el mundo de las telas.
Con mucha añoranza, Amalín le recordó al público que ella es oriunda de San Marcos, Sucre, tierra del Caribe de la cual se siente muy orgullosa.
“La historia de mi vida suele ser interesante quien así lo quiere ver, yo nací en San Marcos, Sucre, una tierra que tiene su propio encanto y es el lugar donde comenzó toda la magia”.
Entre los recuerdos de la diseñadora, mencionó que su fascinación por los tejidos y la costura comenzó cuando veía a su vecina sacar la máquina de coser a la terraza para trabajar sobre la tela.
“San Marcos es una tierra calurosa, como toda la costa, y teníamos una vecina que se llamaba Isabel Zermeño, ella solía sacar su máquina de coser a la terraza para trabajar con el fresco de la tarde, y yo era fascinada viéndola, tanto así que aprendí a poner detalles con solo con verla”.
Luego de ello, Hazbún confesó que su mamá al ver su interés le compró un tambor de costura con el cual aprendió bordar.
Su inquietud por las telas creció tanto que a los 14 años se atrevió a hacerle vestidos a sus hermanas mayores.
“Aún recuerdo que cuando mostré esos primeros vestidos de mis hermanas, ellas quedaron encantadas, y la verdad es que yo no alcanzaba a dimensionar lo diferente de mi trabajo”.
Después de ello, el tiempo transcurrió, se casó a los 17 años y se mudó a Barranquilla, una ciudad que describe como la más bella del mundo, llena de gente hospitalaria y servicial.
Luego tuvo a su primera hija, la cual hereda su nombre, a ella, Hazbún le hace su primer vestido a los ocho meses y su grupo de amigas y vecinas quedaron asombradas por su talento.
Tanto así, que todas comenzaron a pedirle que también confeccionara para sus niños y niñas.
“A la gente sencillamente les pareció bonito lo que yo había hecho, y yo desde mi empirismo lo veía como normal, pero si tanto les gustaba yo decidí trabajarlo, además como buena descendiente de turcos me gusta el negocio”.
En medio de la conversación, Amalín no pudo dejar de confesar que su primera gran inspiración fue su madre, quien también cosía de forma empírica, porque al tener 12 hijos, había que resolver cómo vestirlos.
“Mi madre siempre se sentaba a coser a mano, y cuando uno le preguntaba para quién era el vestido, siempre respondía: ‘Mija, para el que le quede’”.
Finalmente, Hazbún mencionó que durante su carrera ha recibió propuestas para tener sus diseño en Nueva York y París, a lo cual ella se ha negado, porque “como mi Barranquilla, no hay ninguna”.